Argumentos a favor y en contra de prorrogar el estado de alarma

  • El ministro de Fomento, José Blanco, despejará este martes en el Congreso los interrogantes sobre los planes del Gobierno: si piensa prorrogarlo o no, durante cuánto tiempo o cómo va a mantener la 'paz aérea' en Navidad.
Blanco: habrá controladores con "responsabilidad civil y penal"
Blanco: habrá controladores con "responsabilidad civil y penal"
Beatriz Toribio

El 'culebrón' que están protagonizando Gobierno y controladores vive hoy un nuevo capítulo. Uno de sus principales protagonistas, José Blanco –el 'poli' malo que se atrevió a plantar cara a este colectivo- comparece ante la Comisión de Fomento a petición propia para informar sobre sus actuaciones en este conflicto. Y este 'poli' podría meter más miedo a los controladores.

Se espera que sea Blanco quien avance si el Gobierno va a prorrogar o no el estado de alarma decretado el sábado 4 de diciembre. El próximo sábado expiran los 15 días que estipula la Constitución para una medida de este tipo. Antes de ese día, el Ejecutivo ha de celebrar un Consejo de Ministros extraordinario, para inmediatamente, solicitar al Congreso la prórroga.

Todo apunta a que el Ejecutivo es proclive a prorrogarlo. Ayer el propio Blanco no descartaba la medida. Y es que son muchos los argumentos a favor:

- No hay otra solución a la vista. El Ejecutivo ha dicho por activa y por pasiva que el caos del pasado 3 y 4 de diciembre no se va a volver a repetir. Que los españoles no sufrirán más el "chantaje" de los controladores aéreos. Y que si para ello hay que prorrogar el estado de alarma se hará. Algunos ministros hablan de un 'plan B' para hacer frente a este colectivo, pero no se aclara cuál es. Mientras tanto, la militarización del tráfico aéreo es la mejor salida que tiene el Ejecutivo para mantener el pulso a los controladores, cumplir sus promesas y ganar tiempo.

- Las Navidades están muy cerca. El Ejecutivo no se puede permitir un conflicto como el vivido en el puente de diciembre. Es consciente de que una segunda parte de la pesadilla vivida en los aeropuertos esos días podría salpicar su imagen porque los españoles responsabilizarían al Gobierno de otra 'huelga' de los controladores. Y como no tiene las garantías suficientes de que los controladores que abandonaron sus puestos de trabajo vuelvan a hacerlo de cara a las Navidades, podría prorrogar el estado de alarma para asegurar los masivos desplazamientos que se registran en esas fechas.

- La opinión pública está a favor. En el PSOE creen que la mano dura del Gobierno con los controladores ha calado en la ciudadanía, que ahora pide responsabilidades y medidas contundentes contra un colectivo que consideran privilegiado. Saben que la sociedad les apoya y que cualquier medida para hacerles frente será bien recibida. Eso sí, a la vez son conscientes de lo que se juegan. Cualquier traspiés en este conflicto sería letal para un Partido Socialista acuciado por la crisis económica y con todas las encuestas en contra.

- El Gobierno tiene apoyos políticos suficientes. Zapatero cuenta con los apoyos suficientes para prorrogar el estado de alarma. Sólo la izquierda criticó esta medida en su comparecencia de la semana pasada. Aunque el PP podría no respaldar la prórroga, el Gobierno cuenta con el apoyo del PNV y CiU para sacar adelante esta medida aunque solo necesita de mayoría simple, es decir de más votos a favor que en contra. Así que sólo con los votos del Grupo Socialista le bastarían.

Pero el Ejecutivo apura los plazos para la prórroga, consciente de que es mucho lo que hay en juego con una prórroga del estado de alarma:

- España da mala imagen. "Mis colegas europeos me hacen broma sobre si han vuelto los tiempos de Tejero en España" afirmaba a lainformacion.com un eurodiputado español. Si la marca España ya estaba de por sí tocada por la crisis económica y las dudas en los mercados sobre la solvencia del país, la repercusión internacional que tuvo el caos de hace dos semanas ha dañado la imagen de nuestro país. Las imágenes de turistas alemanes o británicos literalmente tirados en nuestros aeropuertos y las fotos de tanques en T-1 o la T-4 con titulares como 'El Ejército toma el control' (The Gurdian) hacen un flaco favor.

- Daño al turismo. De esa mala imagen, el peor parado es el sector turístico. Las cancelaciones que causó el cierre de los aeropuertos el 3 y 4 de diciembre aún se desconocen, pero ya hay quienes las elevan a cerca de 400 millones de euros. Las agencias de viajes temen que sean muchos los turistas que estas Navidades no opten por España como destino donde pasar sus vacaciones por temor a que se pueda vivir una pesadilla similar.

- No se ha solucionado el conflicto. El estado de alarma es una tirita que no impide que la herida siga supurando. El enfrentamiento entre Gobierno y controladores se remonta a hace casi dos años, por la negociación del convenio colectivo. Pero desde febrero de este año, cuando se aprueba un decreto que recorta los sueldos y la organización del trabajo de este colectivo, la situación no ha hecho más que empeorar. El viernes 3 de diciembre saltaron chispas después de que un nuevo decreto del Gobierno limitaba sus permisos y derechos de libranza.

- La misma palabra causa alarma. La declaración del estado de alarma es una medida excepcional que el artículo 116 de la Constitución reserva a terremotos, calamidades, inundaciones, incendios urbanos o accidentes de gran magnitud, epidemias, desabastecimiento de productos de primera necesidad y, como es este caso, paralización de servicios públicos para la comunidad. Es la primera vez desde que se instaurara la democracia que se declaraba el estado de alarma. Su prórroga sería más difícil de entender aún.

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