Según estas mismas fuentes, la matanza tuvo lugar en un asilo situado en el distrito Jeque Othman. El comando, integrado por cuatro individuos, abrió fuego y mató al guardia del centro. Después maniató a los empleados y los abatió.
Cuatro religiosas extranjeras que trabajaban como enfermeras (dos de Ruanda, una de Kenia y otra de India) y otros once empleados murieron.
El ataque no fue reivindicado, pero un responsable interrogado por la AFP acusó al grupo yihadista Estado Islámico (EI), que en los últimos tiempos ganó terreno en esta ciudad, la principal del sur de este país situado al sudoeste de la Península Arábiga.
Decenas de familiares de personas que viven en ese centro se precipitaron al lugar, tras tener noticias de la matanza, indicaron testigos.
El gobierno de Yemen reconocido por la comunidad internacional enfrenta a la vez una rebelión chiita respaldada por Irán y a grupos yihadistas con creciente influencia.
El presidente Abd Rabbo Mansur Hadi instaló provisoriamente a su gobierno en Adén después que la capital del país, Saná, cayera en manos de los chiitas hutis y de sus aliados en septiembre de 2014.
Mansur cuenta con el apoyo de una coalición militar liderada por Arabia Saudí, lo cual no les impide a Al Qaida y al EI incrementar sus ataques en Adén.
Sin embargo, estos ataques se han centrado hasta ahora en blancos militares de la coalición o de las fuerzas gubernamentales.
El lunes 29 de febrero, un suicida al volante de un coche bomba se hizo estallar en un lugar de reunión de fuerzas leales al gobierno, también en el distrito Jeque Othman, matando a cuatro personas e hiriendo a cinco.
El 17 de febrero, un kamikaze mató a 14 soldados. Ese atentado fue reivindicado por el EI.
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