Bangladesh cumple 40 años de independencia con voluntad de revisar su pasado

  • Bangladesh conmemoró hoy el 40 aniversario del fin de la guerra que llevó a su independencia de Pakistán, con la voluntad de hacer memoria histórica y castigar al menos a responsables locales de los crímenes de ese conflicto.

Igor G. Barbero

Nueva Delhi, 16 dic.- Bangladesh conmemoró hoy el 40 aniversario del fin de la guerra que llevó a su independencia de Pakistán, con la voluntad de hacer memoria histórica y castigar al menos a responsables locales de los crímenes de ese conflicto.

La primera ministra, Sheikh Hasina, y el presidente, Zillur Rahman, lideraron los actos de la jornada, orientados a homenajear a miles de caídos y veteranos de guerra y a recordar el apoyo militar y político de la India, decisivo en el desenlace final.

Según fuentes gubernamentales consultadas por Efe, el Ejecutivo bangladeshí, que encabeza la Liga Awami de Hasina, pretende también conceder próximamente honores especiales a más de un centenar de "luchadores de la libertad" de distintas naciones.

El actual Bangladesh se convirtió, debido a su población mayoritariamente musulmana, en el ala oriental de Pakistán -del que le separaban 1.600 kilómetros de territorio indio- tras la partición del subcontinente, aunque solo se mantuvo así 24 años.

En 1971, las habituales revueltas locales alentadas por la discriminación lingüística y política evolucionaron en una confrontación armada contra el régimen burocrático-militar paquistaní, que puso gran empeño en reprimirla.

La guerra duró nueve meses y acabó el 16 de diciembre con la rendición de 90.000 soldados de Pakistán, pero dejó un saldo de unos tres millones de muertos y cientos de miles de mujeres violadas.

La primera ministra Hasina, en el poder desde 2008, se ha volcado en esta legislatura en un nuevo intento de hacer justicia histórica con los crímenes cometidos durante la contienda.

El pasado marzo se formó un tribunal encargado de juzgar a varios acusados, de momento solo siete y en su mayoría miembros del principal partido islamista, Jamaat-e-Islami, al que se atribuye la cooperación en masacres acometidas por el Ejército paquistaní.

"El pueblo de Bangladesh ha expresado su deseo de que se celebre este juicio", argumentó a Efe el viceministro de Asuntos de la Guerra de la Liberación, Tajul Islam.

Islam mantuvo que "se debe hacer justicia tan pronto como sea posible" y subrayó que "para poder atender desafíos como la economía, la gente debe estar en paz".

La realidad es que un acuerdo entre India, Pakistán y Bangladesh permitió al poco de la independencia bangladeshí el regreso seguro a territorio paquistaní de dos centenares de mandos militares de ese país que sancionaron ejecuciones y otras atrocidades.

Y el castigo a los responsables locales ha sido un tira y afloja durante décadas dado que la escena bangladeshí está dominada por las herederas de dos dinastías políticas con visiones diametralmente opuestas para este propósito.

"La guerra permanece en el centro de atención porque los principales grupos políticos tratan de legitimarse con referencias a ella", escribió en su libro "A History of Bangladesh" (2009) un experto en la materia, el académico holandés Willem van Schneidel.

"Cómo estos grupos tratan de recordar u olvidar la guerra tiene relevancia directa de cara a su lucha por el poder", agregó.

El padre de Hasina y destacado líder de la independencia, Mujibur Rahman, ya intentó castigar a algunos criminales de guerra durante su mandato, pero tras su asesinato en 1975 más de 700 condenados y miles de arrestados fueron puestos en libertad.

El proceso fue paralizado de hecho por otro de los padres de la patria, el general Ziaur Rahman, cuya viuda, Khaleda Zía, lidera hoy el Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP), la principal formación opositora del país surasiático.

El BNP, aliado de los islamistas e históricamente más próximo a Pakistán y China, sigue siendo reacio a la persecución de los crímenes que ahora reaviva el Gobierno de Hasina, quien ha llevado a un momento de gran bonanza la siempre volátil relación con la India.

Este componente histórico no ha sido el único arma arrojadiza de Hasina y Zía; durante su alternancia en el poder han intentado noquearse mutuamente con causas de corrupción, como las que actualmente afectan a la líder del BNP y su entorno familiar.

Bangladesh es un país con un fuerte activismo social y una arraigada industria textil, erigido sobre un gigantesco delta y pasto fácil de inundaciones, que cada año afectan a parte de sus 150 millones de habitantes.

Pese a su mayoría musulmana, es un estado laico que no sufre el extremismo religioso de otros países de la región, pero cuarenta años después de su independencia afronta graves desafíos de subdesarrollo.

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