Barcina, una política contra las cuerdas tras años de polémicas en Navarra

  • La presidenta navarra, Yolanda Barcina, una política que entró con fuerza en el Gobierno foral en junio de 2011 como sucesora de Miguel Sanz, se encuentra en este momento contra las cuerdas, arrinconada por la enésima polémica de su trayectoria política.

Javier Rodrigo

Pamplona, 13 feb.- La presidenta navarra, Yolanda Barcina, una política que entró con fuerza en el Gobierno foral en junio de 2011 como sucesora de Miguel Sanz, se encuentra en este momento contra las cuerdas, arrinconada por la enésima polémica de su trayectoria política.

Han sido tres años de legislatura jalonados de sobresaltos, protagonizados la mayoría de ellos por la propia Barcina, que el 23 de junio de 2011 accedía a la presidencia del Gobierno de Navarra gracias a un acuerdo de coalición con el PSN-PSOE.

Barcina, exconsejera de Medio Ambiente y exalcaldesa de Pamplona, era la primera mujer elegida presidenta en Navarra y sustituía de esta forma al frente del Gobierno y de UPN a Miguel Sanz, tras doce años de mandato del histórico político navarro.

Pero sólo un año duró la calma en el Gobierno de Navarra. El 14 de junio de 2012, el vicepresidente primero del Gobierno foral y secretario general del PSN, Roberto Jiménez, alertaba de un "agujero" no reconocido en las cuentas de Navarra y apenas unas horas después Barcina le cesaba calificándole de "desleal".

Comenzó en este momento el "viacrucis" de Barcina, que decidió no convocar elecciones anticipadas y encarar el resto de la legislatura con minoría parlamentaria y un PSN-PSOE en pie de guerra.

Los llamamientos continuos a la dimisión de Barcina y la convocatoria de elecciones no han cesado desde entonces y se han visto de hecho intensificados por los continuos incidentes que han salpicado la gestión de la presidenta.

Así, pocos días más tarde de la ruptura, el 21 de junio, el consejero de Economía y Hacienda, Álvaro Miranda, anunciaba su decisión de dimitir al entender que de esta manera podría ayudar a rebajar la tensión entre UPN y PSN.

Pero no fue así. El PSN no rebajó un ápice su acoso sobre Barcina y la posición del Gobierno de Navarra se resquebrajaba un poco más cuando el 21 de octubre dimitía el consejero de Políticas Sociales, Jesús Pejenaute, implicado en un supuesto blanqueo de dinero.

Barcina confiaba en ver reforzada su posición, al menos dentro de UPN, en el Congreso del partido convocado para el 17 de marzo de 2013, pero tampoco tuvo esta suerte. Considerada como una política regionalista pero "afín" en sus planteamientos al PP, Barcina vio cómo el secretario general de UPN, Alberto Catalán, presentaba su candidatura a la presidencia del partido.

La división interna en UPN en torno a ambas candidaturas quedó patente en el apretado resultado del Congreso, ya que Barcina fue reelegida presidenta del partido con el 51,78 por ciento de los votos, sólo 76 de diferencia.

A este Congreso de UPN Barcina ya había llegado muy tocada por el escándalo de las dietas dobles y triples cobradas en Caja Navarra. Desde que la juez admitió a trámite las denuncias de Kontuz y UPyD, la presidenta vivió un auténtico calvario, asediada en los frentes político y judicial, que tuvo su momento culminante el 18 de abril de 2013 cuando el Parlamento de Navarra debatía la primera moción de censura de su historia, presentada por Bildu y Aralar-NaBai.

Barcina superó el escollo gracias a la abstención del PSN, justificada por Roberto Jiménez en el rechazo de los socialistas a una hipotética presidencia del candidato presentado por Bildu.

El archivo de la causa de las dietas de Caja Navarra por parte del Tribunal Supremo el 24 de julio de 2013 alivió en gran medida la complicada situación en la que se encontraba la presidenta, pero las reticencias de los socialistas a apoyar una moción de censura han terminado por venirse abajo tras las duras acusaciones de injerencia vertidas contra la vicepresidenta foral y consejera de Economía y Hacienda, Lourdes Goicoechea, que han motivado la apertura de una comisión de investigación.

Ya dimita Barcina o prospere la moción de censura que parece querer encabezar Jiménez, Navarra parece abocada a un anticipo electoral que se quiere hacer coincidir con los comicios europeos del 25 de mayo.

Se trataría del último capítulo de una legislatura protagonizada por Yolanda Barcina, una política que tomó con ímpetu las riendas del Gobierno de Navarra, pero que ha tenido que recorrer durante los últimos tres años un camino sembrado de espinas en el que se ha ido dejando poco a poco los jirones de su credibilidad política.

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