Bulgaria y Rumanía, más lejos de cumplir su aspiración de entrar en Schengen

  • Bulgaria y Rumanía han recibido hoy nuevamente un jarro de agua fría en sus aspiraciones para entrar en el espacio Schengen, debido a la negativa de Holanda y Finlandia a dar luz verde a la ampliación de este club de viajeros sin pasaporte por la Unión Europea.

Bruselas, 22 sep.- Bulgaria y Rumanía han recibido hoy nuevamente un jarro de agua fría en sus aspiraciones para entrar en el espacio Schengen, debido a la negativa de Holanda y Finlandia a dar luz verde a la ampliación de este club de viajeros sin pasaporte por la Unión Europea.

Tanto el Consejo Europeo, que preside temporalmente Polonia, como la Comisión Europea, que han repetido hasta la saciedad que Bucarest y Sofía cumplen con los requisitos para unirse a tratado de Schengen, han mostrado abiertamente su descontento por el veto de La Haya y Helsinki para que los dos países del Este consigan su añorada adhesión al espacio europeo sin fronteras.

"Estoy decepcionada con los países miembros. Bulgaria y Rumanía cumplen los criterios técnicos pero han topado con una falta de confianza mutua de otros países miembros", ha señalado al fin del consejo europeo de Interior la comisaria del ramo, Cecilia Malmstrom.

El ministro del Interior polaco, Jerzy Miller, ha lamentado que los países "hayan incumplido sus promesas" en este asunto.

Miller se ha mostrado especialmente dolido por "la falta de solidaridad" de algunos países.

Polonia, cuya presidencia de turno de la UE finalizará en junio, tiene entre sus prioridades el acceso a Schengen de Bulgaria y Rumanía.

Holanda y Finlandia no han cedido ni siquiera ante la oferta de Polonia y Francia de abrir la puerta a los nuevos socios en dos fases: una primera para las fronteras aéreas y marítimas y, una segunda, para las terrestres (más polémicas porque representan la mayor puerta de inmigración ilegal y crimen transfronterizo).

Cuando Bulgaria y Rumanía accedieron a la UE, no hicieron lo propio con la zona Schengen, al considerarse que para ello todavía debían hacer los deberes en materia de corrupción y lucha contra el crimen organizado.

Ambos países han llegado a la hora de la verdad de su proceso de evaluación para la entrada a Schengen en el peor momento de este tratado desde que se hiciera realidad la Europa sin fronteras en 1985.

La llegada masiva de inmigrantes a las costas italianas provocó que el pasado mes de junio que los Veintisiete decidiesen abrir la posibilidad de cerrar las fronteras interiores más allá de los casos excepcionales ya previstos en el acuerdo, como finales de campeonatos de fútbol, bodas reales o amenaza de atentados terroristas.

Esas modificaciones fueron reflejadas en una propuesta de la CE, que es rechazada por algunos países, como España, por considerar que afecta a la soberanía sobre sus el control de sus fronteras.

Así lo ha explicado el secretario de estado de Seguridad, Justo Zambrana, que ha señalado que representaría "una cesión de la soberanía" y que "es posible buscar otro camino que sea igualmente europeísta".

España, Alemania y Francia ya mostraron la semana pasada mediante una carta el rechazo a la iniciativa ideada por Malmstrom.

Los Veintisiete han retomado igualmente el debate sobre el sistema de asilo común europeo, una armonización de las medidas mínimas de recepción de refugiados llegados a la UE que sigue en barrena desde hace casi dos años y pese a que los Veintisiete se habían comprometido a aprobarlo en 2012.

"No se puede uno comprometer para luego no tener voluntad de avanzar en las negociaciones", ha recriminado Malmstrom a los Veintisiete.

El consejo europeo de Interior también ha albergado debates sobre la integración de los gitanos, el registro de datos de pasajeros entre la UE y EEUU y Canadá, así como la nueva red de prevención de la radicalización y la violencia terrorista en Europa propuesta hace unos días por la Comisión Europea.

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