Caso Asunta: un crimen que estremeció al país

  • Sandra Sánchez.

Sandra Sánchez.

Santiago de Compostela, 11 dic.- Dos meses y medio después de la muerte violenta de la niña Asunta, sus padres, Rosario Porto y Alfonso Basterra, encarcelados por la presunta comisión de un delito de asesinato, son los únicos imputados por un crimen que estremeció al país.

Están encarcelados desde el pasado 27 de septiembre, en régimen de prisión provisional comunicada y sin fianza, y los dos han negado en todo momento ser los causantes de la muerte de esta niña de 12 años, adoptada por ambos, otrora matrimonio, cuando todavía la víctima no había cumplido uno.

Ante el magistrado instructor, José Antonio Vázquez Taín, y por petición de la defensa, han prestado testimonio tres policías nacionales y también lo hará, en calidad de imputado, el hombre cuyo semen apareció en la camiseta que llevaba esta cría.

Los investigadores creen que no hay más culpables que la abogada Rosario Porto y el periodista Alfonso Basterra y piensan que ambos habían estado haciendo acopio de pastillas, presuntamente, para drogar a esta niña de altas capacidades que iba un curso adelantada.

Él habría comprado más de 150 sedantes en dos meses, según consta en el sumario.

Los análisis toxicológicos practicados han permitido afirmar que la menor fue intoxicada con lorazepam, un ansiolítico, de forma más o menos continuada durante los meses de julio y septiembre.

José Luis Gutiérrez Aranguren, el letrado que representa a Porto, y Belén Hospido, que asiste a Basterra, habían aconsejado a sus patrocinados que no cooperasen en ninguna reconstrucción o cualquier otra pericia mientras no se levantase el secreto de sumario, que ha estado vigente casi dos meses, y pudiesen tener acceso a todo el acervo probatorio conseguido.

Una vez se produjo el levantamiento del secreto, Rosario Porto ha prestado declaración ante Vázquez Taín, pero no lo ha hecho Alfonso Basterra, y de él se desconoce el paradero de su segundo teléfono móvil y de un portátil.

El cadáver de Asunta fue localizado por dos viandantes a la una y cuarto de la madrugada del 22 de septiembre, en una pista forestal de Teo (A Coruña), un municipio cercano a Santiago de Compostela.

Los especialistas sospecharon desde un primer momento de Porto y Basterra por las confusas explicaciones de la madre sobre un supuesto incidente ocurrido meses antes, en el que un desconocido intentó matar a la niña y que ella no denunció para no perjudicarla.

También influyó, posteriormente, el cambio de versión sobre dónde y cómo Rosario Porto dejó a su hija el día de su fallecimiento, el 21, puesto que en un inicio contó que ella había salido a hacer recados a las siete de la tarde y dos horas después, cuando regresó a casa, Asunta, que se había quedado haciendo los deberes, ya no estaba.

Al saber luego de la existencia de cámaras de seguridad que la habían grabado en dirección al chalé de Teo donde se supone que murió Asunta, con la propia cría de copiloto, cambió su testimonio, y después de reiterar en numerosas ocasiones que su hija había quedado en la casa de Santiago, corrigió y dijo que subió con ella a Teo, aunque, según el auto del juez por el que eliminó la reserva sobre las actuaciones, no supo explicar dónde la dejó cuando la trajo de vuelta.

En el caso de Basterra, señala el magistrado, en un primer término corroboró íntegramente la versión de su exmujer, pero, informado del material gráfico, comenzó a afirmar que en realidad no preguntó a la que fue su pareja dónde había quedado la menor.

Entre Basterra y Porto, en base a este documento, hay más de una discrepancia, pues ella dice de él que drogó a la niña al menos en una ocasión "con polvos blancos", algo que Alfonso Basterra rechaza.

Ninguno de los dos acierta a explicar tampoco por qué daban una medicación fuerte a Asunta por un hipotético padecimiento de alergia del que habían informado a los docentes de la niña y que ha sido desmentido por la pediatra en su declaración durante este proceso.

El instructor está convencido de que los padres de Asunta tenían un plan "concordado" para matarla bajo el cual él se encargaría de drogarla hasta el aturdimiento para facilitar la asfixia mecánica que ejecutaría ella.

El abogado de Rosario Porto ha solicitado su puesta en libertad y ha apelado para ello a razones humanitarias y cuestiones de salud.

A punto de acabar 2013, ha denunciado además la existencia de una "mano negra" en la instrucción que modifica todas aquellas versiones que no concuerdan con la teoría que desde el inicio han sostenido los investigadores.

También ha recriminado el goteo de testimonios que presentan a su clienta como una mujer de una frialdad difícil de explicar, una "asesina potencial".

Precisamente, el Colegio Médico de A Coruña ha acordado abrir un expediente disciplinario al psiquiatra Narciso Carrero, el director médico que atendió a Rosario Porto cuando voluntariamente ella ingresó en 2009 en el sanatorio privado La Robleda, por hacer públicos en diferentes medios de comunicación datos clínicos.

En el lugar en el que se encontró el cadáver de Asunta, un talud, hay flores y objetos en su recuerdo. EFE

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(Recursos de archivo en www.lafototeca.com. Código 6386816 y otros)

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