Catorce expertos analizan la pugna por el control de la estratégica Eurasia

  • Un total de catorce expertos españoles y latinoamericanos investigan en el libro "El retorno de Eurasia, 1991-2011" las claves de la pugna geoestratégica que libran las grandes potencias en el vasto macrocontinente eurasiático, escenario de un creciente flujo de intercambios culturales y económicos.

Barcelona, 12 feb.- Un total de catorce expertos españoles y latinoamericanos investigan en el libro "El retorno de Eurasia, 1991-2011" las claves de la pugna geoestratégica que libran las grandes potencias en el vasto macrocontinente eurasiático, escenario de un creciente flujo de intercambios culturales y económicos.

Cuando Rudyard Kipling popularizó en 1901 con su novela "Kim" la expresión "el Gran Juego", para describir el pulso que mantuvieron la Rusia zarista y el Imperio Británico en el siglo XIX por imponer su supremacía en Asia Central y Afganistán, hacía ya nueve décadas que esa región rica en recursos naturales y bisagra entre Oriente y Occidente era objeto de disputa comercial, diplomática y militar.

La irrupción de la URSS y la posterior Guerra Fría congeló por un tiempo aquel territorio en una foto fija, sin apenas interacción con el entorno, pero el hundimiento del gigante soviético permitió abrir la lata y resituar la región en el tablero de juego internacional.

Hoy los cinco países centroasiáticos desgajados de la URSS -Kazajistán, Uzbekistán, Turkmenistán, Kirguizistán y Tayikistán- representan el "centro de gravedad" de Eurasia, un concepto de límites "muy elásticos" que ha vuelto a ponerse de moda en los últimos veinte años, explica a Efe el historiador Francisco Veiga, coordinador junto a Andrés Mourenza de este ensayo publicado por Península.

"El retorno de Eurasia, 1991-2011" profundiza, desde diferentes perspectivas, en el interés que despierta esta revalorizada región en las principales cancillerías mundiales, deseosas de acceder a los hidrocarburos del Mar Caspio, disponer de bases militares cerca de Afganistán o rellenar con su influencia diplomática el vacío dejado tras la desaparición de la URSS.

"Asia Central está en plena efervescencia, surgen proyectos de interconexión ferroviaria, fluyen los intercambios culturales, se multiplican las comunicaciones, se crean nuevos mecanismos de seguridad regional, se trazan oleoductos y gasoductos...", relata Veiga, profesor de Historia de Europa Oriental y Turquía en la UAB.

Allí confluyen intereses muy diversos, como se detalla en los 13 capítulos de la obra: Rusia se resiste a perder su hegemonía en una zona que fue parte de los dominios del Kremlin; China necesita gas y petróleo del Caspio, quiere llenar los bazares de Asia Central con sus productos y aspira a desmantelar las redes de apoyo a los independentistas uigures de la provincia china de Xinjiang.

EEUU ha penetrado en estas tierras, antes vetadas, a través de bases militares en Kirguizistán y Uzbekistán desde donde ha lanzado operaciones sobre el polvorín afgano; Europa también ha irrumpido comercialmente en la región; Turquía intenta sacar partido de sus lazos étnicos con los pueblos de la zona; Irán, Pakistán e India sueñan con consolidarse como potencias regionales en este espacio.

Más allá de Asia Central y Afganistán, otro escenario de esta pugna comercial, energética y en ocasiones bélica por el control de Eurasia es el Cáucaso, un hervidero de identidades y religiones que se debate entre la fructífera cooperación interétnica y los focos de tensión en territorios como Chechenia, Abjasia o Nagorno-Karabaj.

El libro se nutre de las aportaciones de 14 autores, en su mayoría jóvenes periodistas con experiencia sobre el terreno, como Agus Morales, corresponsal de Efe en Islamabad y antes Nueva Delhi, Ana Cardenes y Antonio Pita, redactores de Efe en Jerusalén, Daniel Iriarte, que escribe desde Turquía para el diario ABC, Ricardo Mir de Francia, corresponsal de El Periódico en Washington, y Andrés Mourenza, que colabora para Efe y El Periódico desde Estambul.

También participan el investigador del CIDOB Nicolás de Pedro, el diplomático cubano Juan Sánchez Monroe, el militar de carrera Pablo Martín, así como los investigadores Arturo Esteban, Carles Masdeu, Luis Sánchez Segovia y Carlos González Villa.

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