Centroamérica es una olla de violencia en ebullición

  • El incremento de asesinatos en Centroamérica está llegando al límite. El efecto dominó del narcotráfico y la lucha entre cárteles están detrás de este aumento generalizado de la violencia en la región, tan sólo superado por la tasa africana.

Colombianos y mexicano asesinados en Guatemala en dos matanzas colectivas
Colombianos y mexicano asesinados en Guatemala en dos matanzas colectivas
Sarah Childress, Latinoamérica | GlobalPost

La tasa de homicidios en Centroamérica y el Caribe se acerca a un "punto crítico", según el último Estudio Global sobre el Homicidio (Global Study on Homicide).

Según el informe, los asesinatos tienen sus raíces en el aumento del tráfico de drogas de la región. Los cárteles mexicanos se han ido moviendo hacia el sur, estableciendo puntos de apoyo en países como Guatemala y Costa Rica, donde el coste de la seguridad se ha comido el crecimiento económico.

Un informe reciente del Banco Mundial reveló que los costes de los delitos violentos de Centroamérica suponen el 8 por ciento del Producto Interior Bruto de la región en materia de seguridad y salud.

El tráfico de cocaína ha provocado enfrentamientos debido a que los cárteles compiten por el territorio y los civiles se ven atrapados en el fuego cruzado. Según los datos del informe de Naciones Unidas:

En los últimos cinco años, las tasas de homicidios han aumentado en cinco de los ocho países de Centroamérica. Honduras vio duplicarse su tasa de homicidios entre 2005 y 2010, mientras que México registró un aumento del 65 por ciento en el mismo período.

Este lapso de tiempo corresponde a la guerra declarada por el Gobierno mexicano contra las drogas, que comenzó en 2006; una guerra cuyos críticos esgrimen que sólo ha envalentonado a los cárteles, haciéndoles más agresivos.

Pero, ¿cómo es la región en comparación con el resto del mundo?

Según el mismo informe, la tasa de homicidios en Centroamérica es de 15,6 por cada 100.000 habitantes, más del doble del promedio mundial.

SóloÁfrica tiene una tasa mayor, del 17,4 por cada 100.000. Sin embargo, África incluye a la República Democrática del Congo, donde el conflicto armado sigue causando estragos en la región oriental, Somalia, que muchos han calificado como un Estado fallido; los enfrentamientos violentos en el Delta del Níger, y los enfrentamientos políticos en Costa de Marfil.

Latinoamérica, por el contrario, es relativamente tranquila y próspera, sin disturbios importantes.

Pero la rivalidad entre América Latina y África, en lo que respecta a las tasas de asesinato, pone de relieve hasta qué punto la guerra contra las drogas se ha convertido en algo tan violento y de largo alcance.

Según Naciones Unidas, parte del problema radica en el efecto dominó que ha causado la violencia:

Para afirmar su autoridad, marcar su territorio o desafiar a las autoridades, los grupos delictivos organizados también utilizan la violencia indiscriminada que no puede ser directamente atribuible al narcotráfico, pero que ha dado como resultado, en los últimos años, los asesinatos de numerosos representantes del estado, funcionarios públicos y de la ley y de agentes del orden. Así como de civiles e inocentes miembros en general.

El aumento de la violencia sobrepasa los límites de su aceptación y, al hacerlo, enciende todavía más los homicidios.

Esta cultura de la impunidad es peligrosa. No sólo erosiona el sentimiento de seguridad, sino que anima incluso a los delincuentes de poca monta. Cuando se puede matar y quedar impune, se tiene la idea de que robar propiedades es mucho menos grave.

También tiende a profundizar las desigualdades económicas.

 Los ricos se parapetan detrás de recintos amurallados y guardias de seguridad y frecuentan únicamente los centros comerciales y los enclaves en los que se sienten seguros.

Los que no tienen los medios para proteger a sus familias de esta manera se quedan atrás, en el resto del país que se convierte en un territorio sin ley. Eso alimenta el resentimiento y, a veces, esto lleva a la sucesión de más crímenes.

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