China, atenta a cómo ve el mundo su ascenso

  • China atraviesa un momento de transformación económica y social con la que aspira a hacer realidad el llamado "sueño chino", el lema con el que resume su presidente Xi Jinping los objetivos para la próxima década, pero sigue con gran interés cómo el mundo percibe su ascenso.

José Álvarez Díaz

Shanghái (China), 10 dic.- China atraviesa un momento de transformación económica y social con la que aspira a hacer realidad el llamado "sueño chino", el lema con el que resume su presidente Xi Jinping los objetivos para la próxima década, pero sigue con gran interés cómo el mundo percibe su ascenso.

Con un modelo de desarrollo cuya complejidad no se suele entender bien en Occidente y su progresiva transformación en potencia económica y política, China trata de dar señales tranquilizadoras, consciente de que inspira al mundo a la vez esperanzas y recelos.

El gigante asiático acaba de celebrar en Shanghái un "Diálogo sobre el Sueño Chino", con un centenar de estudiosos de China de una veintena de países, que abordaron con académicos locales cómo ven esa búsqueda de una sociedad china "moderadamente próspera" que "rejuvenezca" el país y haga posible la "felicidad del pueblo".

Diferentes expertos explicaron a Efe cómo desde Iberoamérica y otras regiones del mundo se ve a la vez ese ascenso de la República Popular como una oportunidad de desarrollo mutuo y como una posible amenaza, con las reminiscencias que tiene la expresión "sueño chino" tras décadas de influencia estadounidense con su "sueño americano".

"Hay quien dice que el sueño chino es como el americano, que al final sólo se trata de hacerse rico, pero no es así", explicó la subdirectora de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica, Patricia Rodríguez Hölkemeyer.

"El sueño chino es más arriesgado porque crea expectativas, y si fracasa no fracasa el individuo (como en el sueño americano), sino que fracasa todo" el sistema de desarrollo que impulsa el Estado, cuyo "experimento" fruto de adaptar ideas de otros a sus propias características, a base de "prueba y error", dijo, "funciona".

En países como México se mira a menudo a China con "preocupación y temor", aunque en parte esa visión es un contagio mediático de la propia "histeria de Estados Unidos" ante la creciente influencia china en el mundo, valoró María Cristina Rosas, profesora del Centro de Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de México.

En el resto de Latinoamérica la visión cambia según la situación de cada país, indicó, y por ejemplo en Brasil se la ve con menos inquietud, aunque muchos la ven a menudo a la vez como una potencial saqueadora de recursos naturales y como un mercado cuya demanda ha permitido aumentar los precios de venta de las materias primas.

El "sueño chino" tiene que ver sobre todo con mejorar la calidad de vida de su población (un quinto del total mundial), dijo, y aunque su creciente peso internacional genere nerviosismo para Estados Unidos, "China depende mucho del mundo, su prosperidad está vinculada a la de otras naciones", y no le interesa sustituir como líder a Estados Unidos.

Por su parte, "Europa, dentro de 20 años, ya no puede importar mucho menos de lo que lo hace ahora", por lo que el temor desde el viejo continente es más por esa constatación ante el peso creciente de China, por desconocimiento y por miedos heredados de la guerra fría, indicó el analista británico Martin Jacques.

"Esto no va a ser como la URSS. El PCCh es completamente diferente del PCUS de la Unión Soviética", aclaró el columnista de "The Guardian".

El modelo chino también está siendo imitado, de manera superficial y mal entendida, por países africanos que adoptan una combinación de autoritarismo y libre mercado muy conveniente para sus clases dominantes, aunque en ocasiones sí inspira políticas serias de reforma económica y social, indicó Harry Verhoeven.

Para este especialista, coordinador de la Red China-África del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad de Oxford, ver a China como un socio "salvador" es "peligroso".

"A los países latinoamericanos, igual que a los africanos, durante mucho tiempo se les dio por descontado desde Occidente, y aunque ya no sea así, hay recordar que los salvadores no existen en política", dijo, por lo que China debería suponer una "oportunidad" que deben saber aprovechar ambas partes.

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