Pekín.- El Gobierno chino pidió hoy a los países que participarán este fin de semana en la cumbre del G20 en Toronto (Canadá) que no culpen a la divisa china de sus problemas, después de que ayer Pekín permitiera la primera revaluación en dos años.
"En las actuales circunstancias deberíamos mostrar un espíritu de lucha conjunta contra las dificultades y reforzar la cooperación para afrontar los retos que afronta la comunidad internacional, en lugar de usar el juego de la culpa e imponer presiones", señaló hoy el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Qin Gang.
El Ejecutivo chino respondía así a los comentarios de Washington después de que el Banco Popular de China (central) anunciara una flexibilización del yuan que ayer se tradujo en una revaluación del 0,43 por ciento frente al dólar, y que EEUU catalogó de insuficiente.
Qin Gang agregó que no recuerda que en cumbres anteriores del G20 se hablara del tipo cambiario de la divisa de un único país.
No obstante, destacó que su Gobierno continuará "avanzando de forma estable en la reforma del mecanismo cambiario del yuan bajo los principios de independencia en la toma de decisiones, capacidad de control y progreso gradual".
Estados Unidos culpa a China de mantener el yuan artificialmente devaluado para promover sus exportaciones, por lo que con la decisión del fin de semana pasado Pekín evitará críticas y presiones durante la cumbre de Toronto para revaluar su moneda.
En la jornada de ayer, lunes, el banco central chino permitió una revaluación del 0,43 por ciento, la más alta desde 2005, y que hoy, martes, ha mantenido en la apertura, con 6,7980 unidades por billete verde, muy cercano al 6,7976 del cierre de ayer.
La nueva estrategia del banco central chino es permitir las subidas que los inversores estatales puedan provocar en el yuan, de forma que todavía conserva un margen de maniobra suficiente para poder controlar sus fluctuaciones.
China mantuvo el yuan a un cambio fijo de 8,2 unidades por dólar hasta 2005, cuando lo vinculó a una cesta de divisas que permitió, mediante un margen de flotación diario del 0,5 por ciento, una revaluación paulatina del 20 por ciento hasta que en 2008, con el estallido de la crisis, Pekín frenó el proceso en 6,8275 unidades.
Minutos después de que el banco central diera hoy la apertura, el yuan se desplomó hasta las 6,8215 unidades por dólar, un 0,3 por ciento por debajo del cierre del lunes, debido a la compra masiva de dólares a 6,8 yuanes por los bancos chinos.
La fluctuación ha sido interpretada como un aviso contra la posible entrada de flujos especuladores y una señal de que el banco central chino no está dispuesto a apreciar cada día un 0,5%.
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