Ciudadanos intenta que el apoyo a Sánchez no le comprometa como opción de "centro"

    • El partido de Rivera enfatiza la responsabilidad del acuerdo por encima de sesgos de ideología.
Rivera: "Rajoy dijo no al Rey y ahora dice no a Ciudadanos y al consenso constitucionalista"
Rivera: "Rajoy dijo no al Rey y ahora dice no a Ciudadanos y al consenso constitucionalista"

El pacto con el PSOE tiene para Ciudadanos una lectura doble. Por un lado, le confirma en su papel de mediador, capaz de lograr acuerdos con otras formaciones políticas. Por otro, le supone concretar su calculada ambigüedad ideológica. De las 200 medidas que recoge el documento suscrito con los socialistas, en torno al 80 por ciento son asumidas por ambos partidos.

En la formación naranja no se oculta que la intención es desvincular cualquier compromiso idelógico del citado documento. El partido se ha nutrido electoralmente, sobre todo, del votante del PP descontento con los últimos años de la legislatura.

Por eso, el propio Rivera insiste en su mano tendida con el partido de Rajoy. A Sánchez le advirtió ya de su intención de seguir explorando la posibilidad de sumar al PP, pese a las reticencias de los socialistas. Y al presidente en funciones se lo hizo saber solo un día después de que hacerse oficial el acuerdo, ofreciéndole un encuentro para buscar puntos comunes.

La cita, rechazada por Rajoy, confirmó en cambio el buen clima de las relaciones entre ambos dirigentes: en un tono conciliador desacostumbrado con el resto de líderes, el presidente en funciones declinó explorar ese pacto antes de la investidura, aunque sí emplazó a buscar acuerdos después. Esto es, una vez que Sánchez fracase en sus dos votaciones en el Congreso. Consideran que el pacto es asumible por el PP

En los últimos días los dirigentes de Ciudadanos han salido en tromba a defender que los populares tienen que sumar, que el problema no es el partido, sino su candidato. Reiteran que los programas de los "constitucionalistas" son asimilables, e insisten en separar este bloque- PP, PSOE, Ciudadanos- de la opción que representan Podemos y sus socios territoriales.

La prioridad, se insiste, es desencallar la legislatura para promover medidas urgentes: propuestas para hacer frente a la situación de emergencia social y en especial la regeneración democrática y la lucha contra la corrupción. Apuesta esta última que consideran asumible también por un sector cada vez más amplio de cargos populares que reclaman una renovación del partido tras los últimos escándalos.

El partido de Rivera juega con varios factores en contra: por un lado, que su electorado sea en buena parte trasvasado del PP. Por otro, que sea también el menos comprometido con el ideario del partido. La volatilidad de voto que señalan las encuestas podría penalizarle si, como parece, el PSOE ha salido fortalecido en la recta final de las negociaciones. Y si, en unas hipotéticas nuevas elecciones, el votante vuelve a refugiarse en las opciones mayoritarias, el considerado 'voto útil'.

Desde el miércoles, los populares han arreciado en sus críticas a los de Rivera. El pacto con el PSOE les ha dado lastre para considerar que el partido comete "un fraude" al engañar a sus votantes con su indefinición ideológica. "Cambia de opinión como de camisa", dijo el vicesecretario de Organización, Martínez Maíllo tras conocer el acuerdo. Cospedal también salió al ataque al considerar que Ciudadanos se habría convertido en la "marca blanca" del PSOE y en la "muleta" de Sánchez, mientras Rajoy se mostró contrariado por el "entusiasmo" de Rivera en "apuntalar" al PSOE.

La estrategia de los populares es ubicar a Ciudadanos a la izquierda y tratar de alejar la amenaza que representa para su nicho electoral. Los ataques, no obstante, no serán del mismo calibre que contra el PSOE o Podemos, a sabiendas de que los de Rivera pueden ser su único aliado de cara a una nueva negociación de investidura.

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