Según el estudio elaborado por Martínez y Belkaid, que ha analizado 98 tiendas de España, Alemania, Italia y Francia, los consumidores se vuelven menos sensibles al precio en días de lluvia, por lo que los comercios pueden llegar a incrementar sus ventas en un 0,5%, y en el caso de que los establecimientos aplicaran una política de precios flexible --al alza cuando llueve--, el incremento podría alcanzar el 2%.
La lluvia aumenta las ventas de los grandes almacenes ya que los visitan un 16% más, mientras que el tráfico disminuye en el pequeño comercio situado en las calles un 29%, conclusión que puede ayudar a las cadenas de ropa en su estrategia de colocación de tiendas, ha asegurado el Iese.
El estudio también indica que, debido a la naturaleza del clima, los minoristas solo pueden cambiar sus decisiones diariamente pero no pueden hacerlo con una antelación de más dos o tres días, de manera que los autores apuntan que lo "más factible" es cambiar la política de precios, ya que no hay margen para modificar existencias o inventario en función del tiempo que haga.
Las conclusiones del estudio van en la línea del trabajo teórico de la psicología o de la fisiología, que predice que la lluvia o el frío excesivo influyen en el estado de ánimo y en la decisión de los consumidores.
Los datos meteorológicos utilizados en el estudio proceden de los archivos de distintos aeropuertos de algunas de las ciudades estudiadas próximos a las tiendas analizadas.
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