Cómo protegernos de cambio climático sin ir a la velocidad de una tortuga

    • En noviembre se celebra en Varsovia la nueva Cumbre: ¿cumpliremos los desafíos?
    • En otras cumbres se han hecho grandes promesas, pero hay muchas deserciones.
Tortugas anidando en las costas de Nicaragua en el Pacífico.
Tortugas anidando en las costas de Nicaragua en el Pacífico.
Alejandra Salas Petit

Copenhague (2009), Cancún (2010), Durban (2011), Doha (2012)…y ahora Varsovia (2013). En el mes de noviembre se va a celebrar en Varsovia la 19 ª Cumbre de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

¿Y para qué sirve? Así se denominan las conferencias internacionales que reúnen a los jefes de Estado y de gobierno. Se trata de reuniones organizadas por la ONU donde las distintas delegaciones de los países que forman parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), así como las partes del Protocolo de Kioto intentan llegar a acuerdos para reducir sus emisiones.

Copenhague ya es historia

Suena muy bien, pero el proceso de estas conferencias es largo, lento y a veces poco fructífero. Es el caso de Copenhague 2009, una de las conferencias más sonadas y que produjo una movilización popular sin precedentes. En ella se fijaba como objetivo que el límite máximo del incremento de la temperatura media global no superase los 2ºC con respecto al nivel que había antes de la Revolución Industrial. Finalmente terminó como una simple declaración de intenciones.

Uno de los mayores problemas para llegar a un acuerdo, consiste en hacer entender a países como India, Brasil o China (que están disfrutando de grandes progresos económicos e industriales), que deben controlar su crecimiento y reducir al mínimo sus emisiones de gases efecto invernadero, a pesar de que Occidente se ha estado desarrollando durante dos siglos sin ese tipo de restricciones.

También es el caso que, una vez llegado a un acuerdo, se producen abandonos, como ocurre con Estados Unidos que se retiró del Protocolo de Kioto. O como Rusia, Japón y Canadá que no van a formar parte de la prórroga del segundo periodo de compromiso del Protocolo de Kioto. O como la UE, que en las últimas conferencias pareció estar marginada frente al resto de delegaciones.

La luz

A pesar de ello, cierta luz se vislumbra al final del túnel. En Cancún 2010 se estableció un Fondo Verde para el Clima, donde los países más desarrollados deberán aportar donaciones para ayudar a los países en vías de desarrollo a reducir sus emisiones de gases efecto invernadero. En Doha 2012 se habló de alcanzar un acuerdo mundial en 2015 donde se deberán incluir todos los países, especialmente Estados Unidos, China, India y Rusia.

El problema es que no se marcó un objetivo global de reducción de emisiones ni el año en que tocará techo. En estas conferencias se fijan metas y objetivos, pero se avanza a pasos de tortuga y los resultados suelen ser más bien pobres en comparación con las necesidades reales.

De momento ya se aplazó para la siguiente conferencia las negociaciones sobre las demandas de los países en vías de desarrollo, que piden un aumento de las donaciones para ayudarles a combatir el cambio climático. Veremos qué es lo que nos depara Varsovia 2013 o si por el contrario, como viene siendo habitual, se queda en agua de borrajas.

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