Contenedores por aulas, el reflejo de la precariedad educativa en Argentina

  • La polémica decisión del Gobierno de Buenos Aires de suplir la falta de aulas mediante contenedores ha destapado la grave situación de la educación pública en Argentina, en vísperas del inicio del nuevo curso escolar.

Alida Juliani Sánchez

Buenos Aires, 22 feb.- La polémica decisión del Gobierno de Buenos Aires de suplir la falta de aulas mediante contenedores ha destapado la grave situación de la educación pública en Argentina, en vísperas del inicio del nuevo curso escolar.

El Ejecutivo de la capital, encabezado por el opositor Mauricio Macri, ideó la instalación de "aulas modulares", 32 en total, para intentar paliar la falta de vacantes en las escuelas públicas, un problema crónico que este año se ha agravado con la implantación de un nuevo sistema electrónico de inscripción.

El rechazo que los contenedores han provocado entre el profesorado y los padres de los alumnos se ha visto reforzado por una resolución judicial que prohíbe su uso en uno de los colegios públicos más conocidos de Buenos Aires, al considerar que podrían "poner en riesgo a los menores".

Las "aulas modulares" o "aulas pasillo", improvisadas por el Gobierno de la ciudad en los corredores de varios centros escolares, son consideradas por los legisladores de la oposición y organizaciones educativas como "parches" que intentan tapar el problema de fondo de la educación pública en Argentina.

Desde la Unión de Trabajadores de la Educación se reclama un aumento en el presupuesto de obras públicas para la construcción de edificios y que, mientras tanto, se aprovechen los "miles de edificios deshabitados en muy buen estado arquitectónico, siempre que el Gobierno invierta".

Todo para intentar dar cabida a los más de 7.000 alumnos de nivel inicial que, según publican los medios locales, se quedarán sin lugar en las escuelas públicas de Buenos Aires.

En estas circunstancias, las clases deberían comenzar el próximo 5 de marzo en la capital argentina siempre y cuando las negociaciones salariales entre el Gobierno y los sindicatos docentes lleguen a buen puerto.

De momento, la primera reunión celebrada este viernes concluyó sin acuerdo y habrá que esperar hasta el lunes para volver a debatir el 22 por ciento de aumento propuesto por el Ejecutivo de la presidenta Cristina Fernández, que los gremios de profesores consideran insuficiente.

La amenaza de paros en el sector educativo, como los que obligaron a retrasar el inicio del curso escolar en años anteriores, vuelve a estar presente estos días en todo el país, pero especialmente en la provincia de Buenos Aires, la más poblada y la que mayor conflicto genera en las negociaciones salariales.

Según datos recientes publicados por el Banco Mundial, Argentina es el país que más invierte en educación de toda América Latina y el que más recursos destina por alumno, unos 1.700 dólares al año.

Sin embargo, la fuerte inversión no se refleja en la calidad de la enseñanza secundaria, según los resultados del último informe PISA, elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que sitúan a Argentina en la cola de los 65 países analizados.

De acuerdo al estudio, el punto más débil de los estudiantes argentinos es el cálculo, con una media de 388 puntos, lo que los sitúa en la posición 58 de los 65 países analizados, 106 puntos por debajo de la media de los países pertenecientes a la OCDE.

En lectura, los alumnos argentinos alcanzaron los 396 puntos y en ciencia los 406.

Entre los datos más negativos, un 53 por ciento de los estudiantes no llegaron al nivel "dos" de habilidad en lectura, de un total de seis niveles posibles, casi el triple que la media de la OCDE, que es del 18 por ciento.

Frente a estas cifras, el Gobierno argentino destaca la tasa de escolarización en el nivel medio del país, de un 82 por ciento, y la incorporación, en el último curso escolar, de 195.000 alumnos más a la secundaria, así como a los programas públicos de ayuda para jóvenes estudiantes.

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