Desaparecen 300 fusiles y 300.000 proyectiles de Policía de Honduras

  • Al menos 300 fusiles FAL y 300.000 proyectiles calibre 5.56 milímetros han desaparecido de la unidad especializada "Cobras", de la Policía de Honduras, confirmó hoy una fuente oficial.

Tegucigalpa, 31 oct.- Al menos 300 fusiles FAL y 300.000 proyectiles calibre 5.56 milímetros han desaparecido de la unidad especializada "Cobras", de la Policía de Honduras, confirmó hoy una fuente oficial.

"Es una situación penosa que se ha dado", dijo a un canal local de televisión el portavoz de la Secretaría de Seguridad, Silvio Inestroza, al confirmar la versión sobre la desaparición de las armas y municiones difundida hoy por diario "El Heraldo", que se edita en Tegucigalpa.

"No estamos negando la versión publicada" (en el rotativo), agregó Inestroza, quien, además, señaló que las autoridades investigan el hecho desde el año pasado y que esa irregularidad se viene dando desde 2009.

Indicó que no podía precisar detalles porque "son situaciones muy complejas" y "se podría entorpecer la investigación", la que, según él, "está por concluir", pero que las máximas autoridades están en auto de la situación.

Las armas y los proyectiles fueron sustraídos de las instalaciones de los "Cobras" en Tegucigalpa, a las que se accede bajo rigurosos controles de seguridad.

A finales de 2007, durante la administración de Manuel Zelaya, derrocado el 28 de junio de 2009, se produjo otro extravío similar, de 187 armas, entre fusiles y pistolas, sin que hasta ahora las autoridades hayan informado quiénes fueron los responsables de ese hecho.

La desaparición de 300 fusiles y municiones trasciende cuando la Policía es blanco de críticas porque cuatro miembros de la institución están implicados en el asesinato de dos universitarios el pasado día 22.

Los estudiantes habrían sido perseguidos por una patrulla de la Policía de Tegucigalpa, que al parecer les requirió en un retén y no obedecieron, por lo que tras una persecución les dispararon.

Al enterarse que habían herido a uno de los estudiantes, Rafael Alejandro Vargas Castellanos, hijo de la rectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah), Julieta Castellanos, decidieron matarlos y dejar sus cuerpos unos doce kilómetros al sur de Tegucigalpa.

La investigación de ADN recogida de una patrulla policial revela que la sangre era de Vargas Castellanos, indicó el domingo a Efe la rectora de la Unah, quien además considera que el amigo de su hijo, Carlos Pineda Rodríguez, que le acompañaba, fue asesinado después de Rafael Alejandro.

El presidente hondureño, Porfirio Lobo, llamó hoy a su despacho al fiscal general, Luis Rubí; al secretario de Seguridad, Pompeyo Bonilla, quien asumió en septiembre pasado, y a todos los jefes de la Policía para tratar el caso.

Además, hoy fue separado el jefe de la Policía Metropolitana, Jorge Barralaga, para su investigación, después de haber autorizado un permiso de salida a los cuatro miembros de la institución implicados en la muerte de los dos universitarios.

La Fiscalía General, por su parte, ordenó la captura de los implicados, acción que no dictó antes porque la Policía no brindó la información completa, según el fiscal Rubí.

El Comisionado de los Derechos Humanos, Ramón Custodio, dijo a Efe que el extravío de fusiles y municiones de la Policía "es algo grave porque no ha habido un informe" al respecto por parte de la misma autoridad.

"Eso implica que el alto mando policial le encubre a cualquier secretario de Seguridad las cosas, y como no hay una autoridad civil que los pueda doblegar como el Consejo Nacional de Seguridad Interior, ahora el secretario de Seguridad está en manos de una logia de la Policía", agregó.

"Aquí la Policía es un aparato de poder que puede matar, torturar, asesinar y dirigir el tráfico de avionetas de narcotraficantes sin problemas", apostilló.

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