Dimite un responsable de tanatorio militar de EEUU por mala gestión de restos

  • Uno de los supervisores del centro mortuorio militar estadounidense de Dover (Delaware) implicado en el caso por mala gestión de restos de soldados fallecidos en Irak y Afganistán dimitió, informó hoy la prensa estadounidense.

Washington, 2 mar.- Uno de los supervisores del centro mortuorio militar estadounidense de Dover (Delaware) implicado en el caso por mala gestión de restos de soldados fallecidos en Irak y Afganistán dimitió, informó hoy la prensa estadounidense.

Quinton "Randy" Keel, de 44 años, miembro del personal civil de la base aérea de Dover presentó su dimisión el pasado lunes, indicaron funcionarios familiarizados con el caso al Washington Post.

El teniente coronel John L. Dorrian, portavoz de la Fuerza Aérea, confirmó que Keel ya no es empleado de esta fuerza, pero declinó hacer más comentarios, según recoge el diario.

Keel era uno de los supervisores involucrados en el escándalo que salió a la luz el pasado noviembre acerca de Dover después de una investigación de 18 meses a raíz de que empleados del centro mortuorio denunciaron mala praxis en el centro.

Los empleados documentaron que el tanatorio de las Fuerzas Aéreas que recibe a los soldados de EE.UU. muertos en Afganistán e Irak perdió restos mortales en dos ocasiones en 2009 y manipuló indebidamente otros sin notificar a las familias.

Investigadores de la Oficina del Asesor Especial, una agencia gubernamental independiente, descubrieron que Keel trató de despedir a dos de los denunciantes que le acusaron de seguir un patrón de "negligencia, mala conducta y falta de honradez".

Asimismo, le acusan de ordenar cercenar el brazo de un marine con un hacha para que cupiera en el uniforme militar, sin consultar a la familia y en contra de la voluntad de los empleados.

Según el Washington Post, la Fuerza Aérea transfirió a Keel a otro puesto de gestión creado para él, lo que causó malestar entre miembros del congreso y grupos de veteranos, que consideraron que debía ser despedido.

La base de Dover volvió a ser el centro de atención esta semana después de que una investigación independiente motivada por esta mala gestión desvelara que fragmentos de los restos de los fallecidos en los ataques del 11-S en el Pentágono acabaron en un vertedero de desechos médicos.

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