Bagdad, 22 ago.- Dos bloques parlamentarios iraquíes congelaron hoy su participación en las negociaciones para formar el nuevo Gobierno de Irak en protesta por el mortífero ataque perpetrado por milicianos chiíes contra una mezquita suní.
Esta decisión fue adoptada por los grupos "Diyala es Nuestra Identidad", encabezado por el nuevo presidente del Parlamento, Salim al Yaburi, y la Coalición Al Arabiya, del ex vicepirmer ministro Saleh al Mutlaq, que tienen quince diputados.
En un comunicado, ambos bloques condenaron el "crimen abominable" y elevaron la cifra de fallecidos a 70 en la mezquita de Musaab bin Omair, en la provincia oriental de Diyala.
Acusaron a "las milicias de la traición" del ataque, que coincide con las consultas llevadas cabo por el primer ministro designado, Haidar al Abadi, para formar Ejecutivo.
Los dos grupos pidieron al comandante general de las Fuerzas Armadas (cargo que ocupa todavía el primer ministro saliente, Nuri al Maliki) y a los líderes de la Coalición Nacional, a la que pertenece Al Abadi, presentar a los autores del ataque ante la Justicia en 48 horas e indemnizar a las víctimas.
En un comunicado, subrayaron que esa reivindicación es la condición para lograr el éxito de las negociaciones sobre el Ejecutivo.
Por otro lado, la Unión de las Fuerzas Nacionales, que engloba a la mayoría de los grupos suníes, responsabilizó del aumento de la violencia en Irak a Al Maliki y a las fuerzas de seguridad.
"Las milicias criminales gozan de la protección de algunas fuerzas políticas, y las fuerzas de seguridad no intervienen en estos ataques", criticaron en una nota.
Las Fuerzas Armadas iraquíes anunciaron la formación de una comisión de "alto nivel" para investigar el suceso, castigar a "los negligentes" y presentarles ante la Justicia.
Además de los dirigentes suníes, también testigos elevaron a 70 el número de los fallecidos, pero fuentes oficiales y de seguridad rebajaron esta cifra a una treintena de personas o incluso menos.
Irak es escenario de un conflicto armado, con tintes sectarios, desde junio pasado, cuando insurgentes suníes encabezados por el grupo radical Estado Islmámico (EI) lanzaron una ofensiva en la mitad norte del país.
El EI efectuó rápidas conquistas y a finales de ese mes declaró un califato islámico en los territorios de Siria e Irak bajo su control, lo que ha movilizado al campo de batalla a numerosos milicianos chiíes.
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