EE.UU. no reconoce ningún estatuto diplomático a Kelley, la amiga de Petraeus

  • El Departamento de Estado de EE.UU. no reconoce ningún estatuto diplomático a Jill Kelley, la mujer de Tampa (Florida) cuyas denuncias al FBI llevaron a destapar el escándalo amoroso del exdirector de la CIA David Petraeus.

Washington, 15 nov.- El Departamento de Estado de EE.UU. no reconoce ningún estatuto diplomático a Jill Kelley, la mujer de Tampa (Florida) cuyas denuncias al FBI llevaron a destapar el escándalo amoroso del exdirector de la CIA David Petraeus.

Kelley ejerce desde agosto de "cónsul honorario" de Corea del Sur, pero el Gobierno estadounidense "no tiene un papel directo" en esa labor, afirmó hoy el portavoz del Departamento de Estado Mark Toner.

"Ella no tiene ninguna afiliación formal con el Departamento de Estado", aseguró Toner en su conferencia de prensa diaria.

El papel de los "cónsules honorarios" es "algo que los Gobiernos extranjeros eligen hacer", precisó el portavoz.

"Se trata de ciudadanos estadounidenses o residentes permanentes que llevan a cabo tareas consulares y servicios a tiempo parcial. Eso es todo lo que sé", añadió.

Según medios estadounidenses, Kelley ha llevado a cabo servicios consulares para Seúl desde agosto, y en esa calidad ha llamado a la Policía en varias ocasiones para solicitar "protección diplomática", de acuerdo con grabaciones difundidas por las autoridades.

En una de esas cintas se escucha a Kelley decir a un agente que como "cónsul honoraria" tiene derecho, por el supuesto de "inviolabilidad", a que no se permita a los medios acceder a su propiedad.

La mujer, de 37 años, originó el destape del escándalo al denunciar a un amigo de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) que había recibido correos electrónicos anónimos amenazantes, que más tarde se descubrió que procedían de Paula Broadwell, quien mantuvo una relación sentimental con Petraeus.

Kelley se vio después implicada personalmente al descubrirse que el Pentágono estaba investigando al general John Allen, comandante en jefe de las tropas aliadas en Afganistán, por supuestas "comunicaciones inapropiadas" con ella.

El FBI investiga entre 20.000 y 30.000 documentos, la mayoría correos electrónicos, entre Kelley y Allen, cuya nominación como próximo comandante supremo de la OTAN en Europa ha quedado en suspenso.

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