El 65% de las mujeres víctimas de trata para la explotación sexual en andalucía han sido captadas por su entorno familiar


El 63% de las mujeres víctimas de trata con fines de explotación sexual en Andalucía han sido captadas en sus países de origen por las redes mafiosas a través de amigos, familiares o conocidos.
Se trata de uno de los datos más llamativos del estudio 'Las mujeres víctimas de trata con fines de explotación sexual en Andalucía', elaborado por el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) a través de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).
El estudio, pionero en la comunidad y basado en entrevistas a 150 mujeres víctimas de trata, desvela como primera conclusión que la principal forma de captación es el entorno familiar de la mujer.
Asimismo, llama la atención que el 77% de las entrevistadas hayan sido víctimas de agresiones sexuales por parte de su pareja, familiares o grupos armados, una situación que las hace especialmente vulnerables a las redes de trata, que aprovechan su situación de rechazo familiar y social (por el mismo hecho de haber sido violadas) y su deseo de huir de dicha exclusión.
Son tres los principales motivos que impulsan a las mujeres a salir de sus países: la necesidad económica (55%); situaciones familiares, desde el rechazo por haber sido violadas hasta el cuidado de menores (22%); y los conflictos bélicos (23%).
El perfil de la víctima es el de una mujer joven (el 62% de las encuestadas tienen entre 26 y 35 años, predominando las menores de 30 años), con bajo nivel educativo (el 58% no tiene estudios o solo primarios y el 23% tiene estudios secundarios) y con cargas familiares (el 57% tiene alguna responsabilidad familiar y el 68% tiene hijos propios).
Por país de origen, el 36% de las víctimas de trata proviene de Europa del Este, seguido por un 32% de Latinoamérica (sobre todo Brasil) y el 32% de África subsahariana (sobre todo Nigeria). Llegan a España a través de diferentes medios, según la procedencia: desde Europa del Este, las redes utilizan transporte terrestre (autocar, furgoneta o tren); desde Latinoamérica el avión (con un prestamista con el que se adquiere una deuda de 15.000 a 20.000 euros); y desde África en autobús o patera (con una deuda de 20.000 a 40.000 euros).
Por situación administrativa y jurídica, el 75% está en situación irregular o con documentos falsos y el 81% tiene orden de expulsión de España.
Respecto a los modos de control por parte de las redes, existe un control estrecho a través de amenazas y violencia física en los clubes. Las mujeres de confianza (con un rol más importante en la red) y otros agentes son más usuales en los pisos. Otros medios son la sustracción de la documentación o el cambio de la zona de explotación, para evitar el seguimiento.
El 48% de las víctimas reside en zonas rurales, cerca de explotaciones agrarias (sobre todo en Almería y Huelva), y el 52% restante repartido entre zonas suburbanas y urbanas. Los lugares donde son forzadas a prostituirse son, en un 53% de los casos, los clubes, seguidos de un 31% en pisos y un 16% en la calle.
Salvo la atención sanitaria (el 69% la ha recibido), las mujeres no acceden a los recursos sociales y, si lo hacen, es a través de ONG, por la confidencialidad que éstas les proporcionan.
Las expectativas de futuro de las víctimas varían según la zona de procedencia. Así, las mujeres procedentes de Europa del Este, donde predominan los estudios superiores, aspiran a convalidar o terminar sus estudios y lograr un puesto de trabajo a medio plazo; las de Latinoamérica (con menos formación pero con la ventaja idiomática) también desean trabajar, en este caso en sectores como la hostelería y los servicios domésticos, una vez salden la deuda y regulen su situación, mientras que las de África, con menor formación y la barrera del idioma, presentan más vulnerabilidad, y solo aspiran a corto o medio plazo a obtener papeles.

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