El alcalde de Sao Paulo dice que es "imposible" reducir tarifa de transporte

  • El alcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad, recibió hoy a miembros del movimiento que ha convocado las protestas contra el alza del transporte público en Brasil y, aunque dijo "entender" sus demandas, afirmó que es "imposible" anular la subida.

Sao Paulo, 18 jun.- El alcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad, recibió hoy a miembros del movimiento que ha convocado las protestas contra el alza del transporte público en Brasil y, aunque dijo "entender" sus demandas, afirmó que es "imposible" anular la subida.

En cambio, en respuesta a esa presión, los ayuntamientos de Porto Alegre y Recife, dos importantes capitales regionales, anunciaron hoy leves reducciones en los precios de las tarifas del transporte.

Según Haddad, reducir la tasa de aumento establecida, congelar las tarifas en los niveles anteriores o aceptar las exigencias de transporte "gratuito" de los manifestantes "desequilibraría las cuentas municipales".

En Sao Paulo, el billete de autobús o de metro costaba hasta principios de mes 3 reales (unos 1,5 dólares) y el Ayuntamiento lo subió a 3,2 reales (unos 1,6 dólares), lo que desencadenó las protestas que comenzaron en esa ciudad y se han extendido por buena parte del país.

"El municipio no tiene recursos para subsidiar todavía más las tarifas del transporte público", dijo Haddad, quien explicó que las empresas concesionarias del servicio reciben subvenciones públicas equivalentes a cerca del 30 % de la tarifa.

La estudiante Mayara Vivian, una de las pocas cabezas visibles del movimiento Pase Libre, replicó que una solución sería "recortar las ganancias de los empresarios" y afirmó que las protestas pueden ayudar al Ayuntamiento en ese sentido.

A pesar a ese contacto directo con el alcalde, el grupo Pase Libre ha ratificado la convocatoria para nuevas protestas hoy en Sao Paulo, para las cuales sostiene que unas 120.000 personas han confirmado presencia.

Este lunes, las autoridades calcularon que unas 250.000 personas tomaron las calles de una veintena ciudades del país, en las que además de protestar por el alza del transporte se manifestaron contra el gasto público en la Copa Confederaciones de fútbol y la mala calidad de los servicios en general.

La presidenta Dilma Rousseff, en su primera declaración pública sobre el asunto, defendió la "legitimidad" de las protestas, afirmó que "hoy Brasil se despertó más fuerte" y dijo que "la voz de la calle debe ser escuchada", pues supone "un mensaje directo a los gobernantes".

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