El debate del 'fracking' evidencia sus riesgos, pero también sus beneficios

    • La uso del gas obtenido por 'fracking' reduciría considerablemente la factura energética y reduciría la emisión de CO2 en un 50%, según un estudio de Llorente & Cuenca.
    • Existen riesgos contrastados de la fracturación hidráulica, entre ellos las emisiones de metano, la contaminación acuífera y la posibilidad de pequeños sismos.

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lainformacion.com
Enrique Morales

La extracción de gas por fracturación hidráulica o fracking ha suscitado un encendido debate que ha dividido a los partidos políticos -incluso internamente-, a las comunidades e incluso a los países europeos entre defensores a ultranza y detractores.

Los riesgos, algunos comprobados pero fáciilmente previsibles y subsanables, tienen que ver con la contaminación del agua, la emisión de metano o pequeños sismos. Pero para sus defensores, la posibilidad de extraer más gas, una energía limpia y barata, supone un medio ambiente más limpo y un ahorro energético importantísimo, sobre todo en países como España que tiene una gran dependencia del gas del exterior.

Un ejemplo, la sustitución de la centrales alimentadas por carbón por otras alimentadas por gas propiciarían una reducción del 50% de las emisiones de CO2 -a los niveles de los noventa-.

Un estudio elaborado por la consultora Llorente & Cuenca, firmado por Alicia Richart, ex asesora del Ministerio de Industria, Energía y Turismo; Joan Navarro, vicepresidente de Asuntos Públicos de Llorente & Cuenca, y Cristóbal Herrera, gerente de Asuntos Públicos de Llorente & Cuenca deja patentes los pros y contras del fracking y analiza el debate sobre el futuro enérgetico y el gas esquisito (el extraido mediante fracking).

Los expertos destacan en el estudio que los procesos de fracturación hidráulica están sujetos a normas de seguridad y ambientales muy rigurosas, que previenen los riesgos más graves.

Los defensores del fracking destacan que la contaminación del agua resulta improbable, ya que la fracturación hidráulica tiene lugar a gran profundidad -por debajo de los acuíferos- y que los productos químicos que se utilizan están totalmente regulados.

Al tiempo, apuntan que el riesgo sísmico es muy improbable, ya que con dos millones de pozo abiertos mediante esta técnica desde 1960, apenas se han producido dos sismos de una intensidad prácticamente imperceptible.Qué se pierde España

En el Congreso, PP, CiU y UPyD se opusieron a una iniciativa respaldada por Izquierda Plural, PSOE y PNV para prohibir la técnica en nuestro país, mientras comunidades del PP, como Cantabria, se han opuesto a la técnica, y otras socialistas, como el País Vasco, la ven con buenos ojos. Es evidente que España está dividida, casi a la mitad, entre defensores y detractores, pero ¿qué perdería nuestro país si dejasemos pasar la oportunidad, riesgos incluidos, que ofrece el fracking?

Según el estudio de Llorente & Cuenca, España necesita un suministro energético "seguro, continuado, sostenible y de bajo impacto ambiental" que contribuya a sostener el desarrollo económico y la fuente ideal podría ser el gas esquisito, el extraido por fracking, ante la ausencia de otras fuentes limpias.

España importa en la actualidad casi el 100% del gas y el petróleo que consume y lo hace de países inestables, lo que redunda en un encarecimiento de la factura energéctica y un freno a la competitividad. El autoabastecimiento de gas apenas supone el 0,2% y el gasto en las compras exteriores supera los 10.000 millones de euros.

En la Cordillera Cantábrica las reservas de gas esquisito podrían alcanzar miles de millones de metros cúbicos y en el País Vasco ya existen 13 pozos de investigación.

Pero la ventajas constatables a corto plazo pueden ser la reactivación económica, a partir de la atracción de inversiones, creación de puestos de trabajo, aumento de competitividad y mayor recaudación. Dos referencias: en Estados Unidos ya hay 600.000 personas que trabajan en el sector y en el Reino Unido podría crear más de 75.000.

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