El Ejército sirio ha bombardeado por segundo día consecutivo la ciudad de Homs, a la que ha sometido a un intenso fuego de mortero, según ha informado un vecino de la localidad y han confirmado grupos de defensa de los Derechos Humanos. También se ha dado cuenta de un ataque de la insurgencia contra una comisaría de Policía de Alepo y de combates con las fuerzas gubernamentales en lo que supone un nuevo episodio de ruptura del alto el fuego.
El Consejo Nacional Sirio (CNS), el principal órgano de la oposición siria, ha preconizado el despliegue de una misión de observadores de la ONU como un "primer paso importante" para garantizar la protección de los civiles sirios, aunque ha advertido a Naciones Unidas de que no sucumba a las maniobras "manipuladoras" del régimen de Bashar al Assad.
En un comunicado, el CNS celebra "la primera respuesta política internacional mediante una resolución vinculante a la lucha y a los sacrificios del pueblo sirio", además de suponer "el primer paso importante tomado por la comunidad internacional para garantizar su responsabilidad de proteger al pueblo sirio".
No obstante, el CNS ha alertado a Naciones Unidas que esta resolución "tan esperada" no debe conducir a "sucumbir en las tácticas y políticas manipuladoras, evasivas y engañosas promovidas de forma reiterada por el régimen de Al Assad".
El órgano opositor argumenta que el Gobierno aún no ha retirado por completo el armamento pesado y los carros de combate de las áreas residenciales, tal y como estipulaba el plan de paz diseñado por el mediador de la ONU y la Liga Árabe, Kofi Annan. Asimismo, denuncia que las autoridades no permiten la celebración de manifestaciones pacíficas y que la represión no ha cesado en el país.
Habida cuenta de este primer paso, el CNS no ceja en insistir al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en que ha de "adoptar medidas proactivas que garanticen la seguridad y la protección del pueblo sirio ante la represión brutal" con el fin último de instaurar un sistema parlamentario, libre y democrático, así como de facilitar la entrada de ayuda humanitaria, el retorno de los refugiados, la liberación de todos los detenidos y la cobertura mediática por parte de periodistas extranjeros.
La oposición cifra en más de 15.000 los muertos desde el inicio de los levantamientos hace más de un año, aunque, debido a la ausencia de periodistas independientes en Siria, los balances mortales elaborados a diario no pueden ser corroborados.
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