El "Gandhi turco", un claro candidato a desbancar a Erdogan del Gobierno

  • Ankara.- El nuevo líder de la oposición turca, Kemal Kiliçdaroglu, a quien apodan el "Gandhi turco" por su parecido físico con el líder indio, despunta como claro candidato a desbancar al primer ministro, Recep Tayyip Erdogan.

El "Gandhi turco", un claro candidato a desbancar a Erdogan del Gobierno
El "Gandhi turco", un claro candidato a desbancar a Erdogan del Gobierno

Ankara.- El nuevo líder de la oposición turca, Kemal Kiliçdaroglu, a quien apodan el "Gandhi turco" por su parecido físico con el líder indio, despunta como claro candidato a desbancar al primer ministro, Recep Tayyip Erdogan.

Kiliçdaroglu fue elegido el pasado mayo nuevo presidente del Partido Republicano del Pueblo (CHP, centro-izquierda), el principal de la oposición, tras la dimisión por un escándalo sexual del hasta entonces líder, Deniz Baykal, que había dirigido la formación política con mano de hierro durante 18 años sin ganar una sola elección.

Por ello, la elección del "Gandhi turco" ha creado nuevas esperanzas en Turquía y allá adonde va, miles de personas se congregan espontáneamente para escucharlo.

Las encuestas incluso le dan por primera vez en nueve años una ligera ventaja frente al partido de Erdogan, que gobierna Turquía desde 2002, lo que ha permitido creer que el partido creado por el fundador de Turquía, Mustafa Kemal Atatürk, podría volver al poder tras más de 30 años.

Kiliçdaroglu ofrece su entrevista con Efe en la 12ª planta de la sede central del CHP, en Ankara. Es un hombre sencillo, nacido en 1948 en el seno de una familia pobre de religión aleví de la provincia de Tunceli, situada en la zona de mayoría kurda de Turquía.

Es correcto y educado, todo lo contrario que Erdogan, cuyos discursos inflamados y su temperamento son famosos en todo el país.

Kiliçdaroglu, de una honestidad hasta ahora intachable, vive sin ostentaciones y promete allá donde va que "nunca" se hará rico con la política.

Durante la entrevista, Kiliçdaroglu promete dar un giro social a la economía: ofrecer ventajas fiscales a los pequeños negocios, que en estos días de crisis se ven obligados a bajar la persiana, y enviar los grandes centros comerciales a las afueras de las ciudades; también sustituir las actuales redes de caridad islamistas, verdadero granero de votos del AKP, por subsidios a los más pobres.

"Somos favorables a la inversión y al capital extranjero. Pero no a la especulación, al dinero que llega con la misma rapidez que se va", afirma.

"Debemos hacer como Brasil y encontrar maneras de mantener las inversiones extranjeras durante más tiempo. Aquellos que inviertan en la economía real tendrán todo nuestro apoyo en descuentos impositivos y tierras, sin importar si las inversiones vienen de Oriente u Occidente", añade.

Kiliçdaroglu acusa al gobierno de Erdogan de alejarse de Occidente y de utilizar la política exterior para "desviar la atención" de temas como la pobreza, el desempleo y la corrupción, que a su juicio son los principales problemas que aquejan a Turquía.

Pone como ejemplo el caso del asalto israelí a la flotilla humanitaria o el "no" de Turquía a las sanciones de la ONU contra Irán.

"No se puede hacer política en Oriente Próximo sin tener en cuenta el balance de poder. Hay que tener en cuenta a EEUU, Rusia, China y la UE", asegura.

La Alianza de Civilizaciones, co-patrocinada por Erdogan y su homólogo español, José Luis Rodríguez Zapatero, es "un buen proyecto", dice el líder de la oposición, aunque muestra "dudas" sobre sus resultados concretos.

Respecto a la adhesión de Turquía a la UE, Kiliçdaroglu se queja del doble rasero utilizado por Bruselas: "Debería fijar una fecha de ingreso y unas condiciones claras. No podemos aceptar que nos deje esperando toda la vida o nos ofrezca una asociación privilegiada".

Aunque el CHP ha sido muy criticado por sus socios del Partido Socialista Europeo a causa de su deriva nacionalista, Kiliçdaroglu promete rescatar el objetivo europeo: "Haremos todas las reformas necesarias para entrar en la UE. No importa si nos aceptan o no, lo haremos para conseguir una Turquía más democrática y desarrollada".

Otro cambio respecto a su antecesor es la oposición a que el Ejército, con un grave historial golpista, se inmiscuya en política.

"El lugar del Ejército está en sus cuarteles. Si la democracia turca tiene problemas es por las intervenciones militares", subrayó, aunque tampoco se mostró partidario de la política del AKP de debilitar la imagen de las Fuerzas Armadas.

Según los analistas turcos, el punto más débil de Kiliçdaroglu es su política hacia el "conflicto kurdo", un adjetivo que se niega a pronunciar.

"Yo no hago política sobre bases étnicas, sino para los seres humanos -responde-. La gente debería poder hacer cine y literatura en su propia lengua. Pero la organización terrorista (PKK, nacionalista kurda) debe dejar las armas. Cuando hablan las armas, la gente no puede hablar libremente".

Para Kiliçdaroglu, la solución del problema kurdo pasa por la economía: crear trabajos e invertir en la región "porque si la gente no está hambrienta y tiene trabajo, no se echará al monte" a luchar con el PKK.

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