El remedio y la enfermedad

    • La propuesta que ha presentado Sánchez se trata de un programa de izquierdas y socialista.
    • Así que el acuerdo ha de ser inminente, salvo que haya quien esté impostando su postura o engañando a la opinión pública con pronunciamientos absurdos
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en la Gala de los Goya.
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en la Gala de los Goya.

Una vez leído y analizado el Programa-Propuesta que ha elaborado el PSOE y ha enviado a las fuerzas políticas para la configuración del nuevo Gobierno bajo la Presidencia de Pedro Sánchez, conviene sacar algunas conclusiones. Por su extensión y por la profusión de proposiciones que contiene es tanto o más que el Programa Electoral con el que acudió a las Elecciones del 20D y, aunque se llama "progresista y reformista", quizás para no provocar ningún tipo de animadversión o rechazo, se trata de un programa de izquierdas y socialista. Hacer una enumeración, aunque sea sucinta, de las medidas propuestas, no parece conveniente en un artículo como este. Una vez abiertos los contactos y negociaciones resulta mucho más esclarecedor comentar las reacciones provocadas en quienes deben responder a la propuesta.El tema no ha dado más que para una página en cada uno de los principales diarios, porque es evidente la intención y pretensión de Pedro Sánchez de proponer un programa socialista para un gobierno de izquierdas. El contenido social también es evidente, al fin y al cabo el PSOE siempre se ha preocupado por las políticas sociales dirigidas a conformar una sociedad igualitaria. Y como se trata en este momento de acercar a Podemos y a IU mejor aún, porque los lenguajes resultan cercanos y equiparables. Más aún, dado que lo urgente en la política española no es solamente resolver la brutal desigualdad que afecta a los ciudadanos, sino también la regeneración democrática y la lucha contra la corrupción, el texto del PSOE sirve también para acercar a la otra fuerza emergente, Ciudadanos, cuyo discurso electoral se caracterizó por eso mismo. Así que el acuerdo ha de ser inminente, salvo que haya quien esté impostando su postura o engañando a la opinión pública con pronunciamientos absurdos y descalificaciones gratuitas de los demás. Frente a las intransigencias esgrimidas al principio y los vetos marcados a cal y canto, una vez publicado el Programa para la negociación ya no caben subterfugios. No eran esperados ni en Ciudadanos ni en IU. Tampoco en las fuerzas más minoritarias.. Sí, sin embargo, en Podemos, donde la voracidad para la consecución del poder por parte de su líder Iglesias choca con cualquier ejercicio lógico de obrar con naturalidad. Así ha sido, aunque el Documento del PSOE ofrece pocos flancos para que Pablo Iglesias clave en ellos su cuchillo. Mucho menos cuando Compromís, que es una de las confluencias de Podemos, ha afirmado que "el documento es una buena base para podernos entender", al mismo tiempo que ha afirmado que "Podemos no nos dice lo que tenemos que hacer".Pero Pablo Iglesias no ha dejado pasar la oportunidad para hacer deslumbrante su protagonismo. Se ha mostrado "encantado" por "haber podido inspirar" a los socialistas, teniendo en cuenta el importante número de coincidencias que tiene con el Programa con que Podemos fue a las Elecciones. Ello, al parecer, ha hecho que ya se haya olvidado de los entresijos del Programa para reclamar "una Participación proporcional en el nuevo Gobierno del PSOE, de Podemos y de las confluencias". Por fin los sillones, con especial predilección para el sillón de Vicepresidente, que será el que ocupe él. Todo ello manteniendo el veto hacia cualquier tipo de participación, siquiera testimonial, de Ciudadanos. (De modo que a Pablo Iglesias Ciudadanos le parece de derechas mientras que Convergencia no se lo parece).Queda camino por andar, pero la hoja de ruta que ha presentado Pedro Sánchez ha sido una auténtica puñalada a las pretensiones de Pablo Iglesias, que debería seguir el camino que emprendió Monedero abandonando la dirección de Podemos para que su formación no termine convirtiéndose en las hordas de un caudillo sino en una formación política seria.El ejercicio de la Política aboca a los partidos y a los líderes a asumir riesgos y a enfrentarlos. No parece lógico que una formación política hecha de múltiples "confluencias" quiera mantener su unidad mientras hace gala de ser aglutinador de grupos de muchas procedencias. Ya nadie puede dudar de que las Mareas gallegas no tienen casi nada que ver con Ada Colau y su grupo. Ni de que Compromís quiere ser siempre Compromís y casi nunca Podemos. Nadie duda de que Manuela Carmena es una autoridad moral y política, de izquierdas, que representa sobre todo al espíritu de la Transición que Podemos denuesta. Sin embargo Pablo Iglesias se encuentra ante el terrible dilema de hacer bueno el dicho de que el remedio sea mejor que la enfermedad. La enfermedad ha mostrado sus síntomas: cuatro años de Gobierno popular, congelación de las pensiones, aumento del desempleo, incremento de la desigualdad, configuración de una sociedad en que el cinco por ciento de los españoles ricos tienen más dinero que el sesenta y cinco más pobre, privatizaciones de servicios públicos sanitarios y educativos, ley mordaza, legislación laboral que disminuye notablemente los derechos de los trabajadores, éxodo masivo de los jóvenes mejor preparados en la Historia de España, etc… El remedio ha de ser un Gobierno de izquierdas para el que Podemos debe dar su apoyo casi sin condiciones.El Programa para un Gobierno Progresista y Reformista presentado por Pedro Sánchez no ofrece dudas.

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