26-J: las elecciones que ponen a prueba la voluntad de pacto

  • Los españoles acuden a las urnas con las mismas incógnitas que en diciembre. 

    Sin acuerdos claros, todos los candidatos han prometido evitar unos nuevos comicios. 

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En un hecho inédito en nuestra democracia, los españoles acuden este domingo a las urnas por segunda vez en apenas seis meses.

Tras una campaña agitada en los últimos días por el 'caso Fernández Díaz' y el triunfo del 'Brexit', las incógnitas que abre esta nueva convocatoria son las mismas que en diciembre, con la única novedad de ver o no confirmado el sorpasso de Unidos Podemos al PSOE.

La posibilidad de que de estas urnas salga un gobierno es tan lejana como entonces. De acuerdo a las encuestas, estables prácticamente durante toda la campaña, el PP volverá a ganar estos comicios, aunque sin la mayoría necesaria para desbloquear por sí solo el Ejecutivo.

Los pactos se hacen así de nuevo inevitables, y, también según los sondeos, con dos únicas alternativas: la gran coalición PP-PSOE-que los socialistas rechazan- o en una entente de los de Sánchez con Unidos Podemos.El PSOE en la encrucijada

Las nuevas elecciones son un test de estres para el PSOE. El partido lucha por evitar convertirse en tercera fuerza en escaños y votos, un resultado que supondría una debacle histórica y de consecuencias abruptas. La más probable, la renuncia del secretario general, forzada por sus barones.

En el escaso margen para el optimismo que se concede Ferraz, la opción de quedar segundos en diputados, aunque terceros en votos, se interpretaría incluso como un éxito. El líder socialista ha evitado despejar en campaña en qué pactos piensa tras el 26-J. Por mera supervivencia política, el acuerdo con Iglesias sería impensable en el caso de quedar terceros. Pero otra cosa sería si se logra mantener la segunda plaza. 

Con el PP parece descartado, sobre todo porque el propio Comité federal vetó ya en diciembre el pacto con los populares. No obstante, un amplio sector se muestra favorable a la abstención que permita gobernar a Rajoy en una legislatura corta que diese tiempo al partido para recomponerse desde la oposición.

El partido trató de enfrentar una campaña de programa, con propuestas y documentos que pasaron prácticamente desapercibidos conforme avanzaba la recta al 26-J. De imprevisto, los socialistas tuvieron que defender su papel como ariete de la socialdemocracia, amenazado por Pablo Iglesias, y también colocar a Podemos, y no al PP, como el principal adversario.Euforia contenida en Unidos Podemos

En Unidos Podemos la sensación es de euforia contenida. Los pronósticos han mejorado incluso las expectativas que se tenían en la 'fusión' con IU, y que se cerró hace apenas un mes tras un intenso debate.

El auge de la coalición tuvo efectos inmediatos en la campaña: tanto los de Iglesias-Garzón como el PP optaron por polarizar el debate y ningunear así a PSOE y Ciudadanos. Los populares insistieron en presentarse como la opción sensata, la única que garantiza el crecimiento económico y la recuperación frente a los “extremismos”, mientras que Unidos Podemos envolvió su programa en un catálogo de Ikea, se llenó de corazones y sonrisas y optó por una permanente mano tendida al PSOE.

Iglesias ha repetido que Sánchez es su “aliado” natural y que, tras le 26-J, volverá a intentar el pacto de izquierdas. Ello, a sabiendas de que su empuje puede llevar a los socialistas al ostracismo.El PP, otra vez (probable) ganador pero sin mayoría

En el PP se da por hecho que ambos intentarán ese acuerdo. Para Rajoy, la alternativa sigue siendo la misma que el 20-D, un acuerdo con el PSOE que, en su caso, incorpore también a Ciudadanos. Los populares aspiran a revalidar un número de escaños muy similar al obtenido hace seis meses, entre 123 y 129, lo que les da la victoria, pero no la mayoría.

El diálogo entre ambos partidos no está claro si Rajoy no cede a lo que desde Ciudadanos marcan cada vez más como línea roja: su renuncia a liderar ese Ejecutivo.

De todas formas, la única suma con Rivera sería insuficiente, al menos según las encuestas. El candidato naranja recrudeció su discurso contra el presidente en funciones y ha sido, de hecho, uno de los más combativos contra el 'PP de Bárcenas'.Ciudadanos: la lucha por evitar la irrelevancia

Como tampoco se da por seguro que Ciudadanos y el PSOE vuelvan a trabajar por reeditar el 'acuerdo de El Abrazo', que ambos suscribieron el pasado febrero.

Rivera tiene en estas elecciones un objetivo marcado: el evitar convertirse en una fuerza irrelevante. El partido insiste en su papel de interlocutor para el pacto, pero, a la vista de que la aritmética podría hacerles prescindibles, ha optado por endurecer el tono y ha arreciado en ataques a PP y Unidos Podemos. Todos afirman que no habrá terceras elecciones

Pese a la incertidumbre de los pactos, y a que los vetos parecen más vigentes que nunca, todos los candidatos se han comprometido a que no habrá unas terceras elecciones. El cómo las piensan evitar, está por ver.

Por lo pronto, los españoles vuelven a elegir. Las encuestas avanzan una abstención superior a diciembre-incluso cinco puntos por encima, lo que daría una cifra histórica-y la clave la podrían tener los indecisos, casi un tercio, que hasta el último momento han asegurado no saber a quién votar.

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