Embajador Altschul: El Salvador no está a puerta de retroceso en democracia

  • Aunque El Salvador figura entre los países más violentos de América Latina y el reforzamiento de la seguridad es su principal reto, esta nación centroamericana no está "a la puerta de un retroceso" en la democracia, afirmó hoy a Efe el embajador salvadoreño en Estados Unidos, Francisco Altschul.

María Peña

Washington, 19 ene.- Aunque El Salvador figura entre los países más violentos de América Latina y el reforzamiento de la seguridad es su principal reto, esta nación centroamericana no está "a la puerta de un retroceso" en la democracia, afirmó hoy a Efe el embajador salvadoreño en Estados Unidos, Francisco Altschul.

Pese a los enormes problemas de seguridad en El Salvador, Altschul insistió en que su país no corre riesgo absoluto en regresar a un pasado marcado por dictaduras militares.

"No estamos a la puerta de un retroceso como alguna gente cree. Creo que esto (la aprehensión hacia el Ejército) se entiende debido a los papeles que las Fuerzas Armadas han jugado en América Latina en el pasado", dijo a Efe Altschul tras una presentación en la Institución Brookings, en Washington.

"En el caso nuestro, no es motivo de preocupación", enfatizó el diplomático, quien afirmó que, hoy por hoy, las fuerzas de seguridad están bajo control de la policía civil.

Durante el foro para evaluar los logros de los acuerdos de paz suscritos hace 20 años, Altschul reconoció que el combate a la impunidad y el reforzamiento de la seguridad son el principal reto en su país.

El crimen organizado y el narcotráfico suponen una amenaza porque "son grupos que tienen una gran capacidad de corrupción" por los recursos que manejan y "porque necesitan instituciones débiles para poder operar", señaló.

Según Altschul, las Fuerzas Armadas tienen un papel "delimitado" y la Policía Nacional Civil "es la única institución que puede intervenir en los aspectos de seguridad nacional".

Sus tareas están limitadas al control de las fronteras terrestres, el control de prisiones y la seguridad de la periferia de las prisiones, precisó.

Además, cada 18 meses, el presidente Mauricio Funes debe evaluar si autoriza o no al Ejército a emprender acciones, subrayó Altschul.

"No ha habido ninguna acusación de violación de derechos humanos o cualquier acto indebido por parte de los militares", observó el diplomático.

Sin embargo, Altschul reconoció que su país aún tiene un largo camino que recorrer en el fortalecimiento de las instituciones democráticas, en particular la oficina de la fiscalía.

Como ejemplo de esos esfuerzos, citó la reciente condena a 80 años de prisión de un destacado narcotraficante.

A lo largo de 12 años, la guerra civil en El Salvador se cobró la vida de más de 70.000 personas, causó el desplazamiento de medio millón de personas -la mayor parte de la diáspora vive en EE.UU.- y dejó pérdidas superiores a los 2.000 millones de dólares, señaló, por su parte, la analista Diana Negroponte, que acaba de publicar un libro sobre los acuerdos de paz.

Veinte años después, el espíritu de la democracia no ha echado raíces por completo en El Salvador, advirtió Negroponte.

En ese sentido, Cynthia Arnson, directora del Programa de América Latina del Centro Woodrow Wilson, advirtió de que los retos en el área de seguridad "sí tienen el potencial de minar los logros" registrados en El Salvador.

Para Altschul, sin embargo, es preferible "ver el vaso medio lleno" y "aunque la democracia no se ha afianzado, nos estamos moviendo en esa dirección".

Si bien el país se ve sacudido por problemas de criminalidad, pobreza, desigualdad y polarización social, continuó, El Salvador ha logrado "abrir un espacio" hacia la democracia y los acuerdos consiguieron la desmilitarización, la democratización y el respeto a los derechos humanos.

El lunes pasado, Funes viajó hasta El Mozote (Morazán), sitio de una masacre de más de mil personas en 1981 para pedir perdón por los crímenes cometidos por el Estado y para prometer reparaciones para las víctimas.

Eso, según los panelistas, hubiera sido impensable en épocas pasadas.

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