Estocolmo marca el paso

  • La ciudad más competitiva de Europa presume este año de ser la capital verde europea, ¿un modelo a seguir?
Sara Acosta

Ya es consenso entre los urbanistas más avezados y con visión de futuro que la ciudad de este milenio nada tendrá que ver con el modelo estadounidense, de viviendas estiradas sobre el suelo hasta el infinito. La comunidad de vecinos en un edificio será el modelo que se imponga. Se presta más a la eficiencia energética cuando la solar fotovoltaica conquiste la cubierta de los edificios, y resulta más cómoda para conectar el futuro coche eléctrico a la red.

Pero no sólo de tecnología estará hecha la urbe al estilo europeo. También de espacios verdes, zonas peatonales y uso de bicicletas. La Comisión Europea quiere que ese sea el modelo de urbe a seguir. ¿Pero es realmente posible lograr una ciudad competitiva y habitable para sus vecinos?

La respuesta es que sí. La prueba está en Estocolmo, que este año presume de ser la primera capital verde europea. La Comisión ha lanzado el nuevo galardón, con el objetivo de conquistar la atención del público como ya ha conseguido con la capital europea de la cultura, que ha sacudido el polvo a no pocas urbes en el Viejo Continente.

Estocolmo mira a sus ministros desfilar en bici, ofrece espacios verdes a sus habitantes a menos de 300 metros de sus casas, la contaminación acústica es apenas existente y el metro se usa de forma masiva en hora punta. Para completar el círculo virtuoso, el anhelo de esta ciudad es llegar al año 2050 libre del uso de combustibles fósiles.

Ahora está por ver si el modelo nórdico, tan admirado por el resto de los europeos por su Estado de Bienestar impecable, la flexibilidad en su modelo laboral y cifras ínfimas de desempleo, puede imitarse en el resto del Viejo Continente.

La Comisión Europea cree que sí. Barcelona y Vitoria competirán para adjudicarse el trofeo en 2012 y 2013, respectivamente. En todos los casos, se trata de urbes que albergan al menos 200.000 habitantes pero no más de dos millones de personas. La talla de la ciudad del futuro no alcanzará la talla de una megápolis, sino que se tratará de núcleos urbanos medios, con una mejor movilidad, alternativa al uso del vehículo.

Además, es en la ciudad donde podrá combatirse la pérdida alarmante de biodiversidad, la gran desconocida entre la población y que científicos y organismos medioambientales se esfuerzan por a conocer como parte vital de la sociedad.

“En Europa, el 75% de la población vive en ciudades. Para detener la pérdida de biodiversidad es imprescindible afrontar el desafío de aliar al red de ciudades e infraestructuras con la conservación del medio ambiente”, según reza la declaración de intenciones de la Comisión Europea sobre este aspecto que pretende promover el concurso sobre la ciudad más verde.

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