Eta. La audiencia condena a 25 años de cárcel a dos etarras por destruir una discoteca


La Sección Primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha condenado a sendas penas de 25 años de cárcel a los etarras Luis Mariñelarena y Roberto Lebrero como autores materiales del atentado contra la discoteca "Universal" de la localidad navarra de Lakuntza, que tuvo lugar en la madrugada del 28 de septiembre de 2001.

Los magistrados de la Sección Primera de lo Penal, presididos por Manuela Fernández Prado, han encontrado a Mariñelarena y Lebrero culpables de delitos de estragos terroristas y de detención ilegal, aunque les han aplicado la atenuante de dilaciones indebidas por el retraso en la instrucción y en la celebración del juicio.
“Aunque Luis Mariñelarena y Roberto Lebrero fueron detenidos en octubre de 2001, y ya constaban sus declaraciones policiales sobre esta acción, este procedimiento siguió archivado hasta 2009, lo que puede reputarse como una dilación indebida”, señala la sentencia dictada hoy para justificar la rebaja de las penas.
El tribunal ha decidido en cambio absolver al tercer acusado, Xavier Etxeberria, al considerar que sólo puede probarse su integración en la estructura de ETA, un hecho por lo que ya fue condenado en Francia. Los magistrados entienden que no hay pruebas que demuestren su participación en este atentado.
A la hora de dictar las sentencias condenatorias, la Sección Primera de lo Penal le ha bastado con acudir a las declaraciones prestadas por los dos acusados en la vista oral, celebrada el 29 de septiembre, en la que reconocieron su participación en los hechos.
SECUESTRO DEL GUARDA
El tribunal considera probado que Mariñelarena y Lebrero, tras recibir cursos de adiestramiento en Francia, volvieron en mayo de 2001 a España y formaron el comando “Aramba”.
Siguiendo las instrucciones de la dirección de la banda terrorista, Mariñelarena y Lebrero contactaron en Oñate (Guipúzcoa) con los miembros del comando “Haitza”, entre los que se encontraba Xavier Etxeberría –aunque no puede demostrarse que participase en el atentado-, y planearon juntos la acción terrorista.
Tras realizar varias vigilancias para controlar los horarios del encargado del local, los terroristas, armados con pistolas, se desplazaron hasta el establecimiento el 27 de septiembre de 2001. Sobre las 22.00 horas de ese día, los etarras abordaron al encargado de la discoteca a punta de pistola, le taparon la cabeza con una capucha y le introdujeron en el interior del local.
Mientras unos etarras colocaban varios explosivos en el interior del local, otros terroristas trasladaban al vigilante a una zona boscosa, donde le abandonaron maniatado.
La explosión se produjo sobre la una y media de la madrugada, produciendo cuantiosos daños materiales en la discoteca, valorados en 889.009 euros.

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