Eta. Un acusado de vigilar al empresario inaxio uría niega los hechos alegando que el lugar le “quedaba muy lejos”


El presunto etarra Julen Etxaniz, acusado de comprobar para ETA información sobre Inaxio Uría, aseguró hoy en el juicio que la Sección Primera de lo Penal de la Audiencia Nacional celebró contra él que no llegó a someter a vigilancia al empresario asesinado porque le “quedaba muy lejos”.
El acusado reconoció en el juicio que la dirección de la banda terrorista le ordenó verificar la información que tenían sobre los hermanos Uria, tanto de sus domicilios como de la empresa que dirigían. El empresario Inaxio Uria fue asesinado por ETA en Azpeitia (Guipúzcoa) el 3 de diciembre de 2008.
“Me quedaba muy lejos, no hice ninguna información sobre ellos”, dijo Etxaniz en el juicio que la Sección Primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional celebró esta mañana contra él y contra el también presunto etarra Arkaitz Landaberea, a quienes se acusa de recabar entre 2006 y 2008 abundante información sobre concejales, empresarios y miembros de la Ertzaintza y de transmitir estos datos a la dirección de la organización terrorista para la preparación de atentados.
La fiscal encargada del caso, Carmen Monfort, solicitó sendas penas de diez años de cárcel para Etxaniz y Landaberea, a quienes atribuye un delito de integración en organización terrorista.
RECONOCE LOS HECHOS
Etxaniz, quien se negó a contestar a las acusaciones, reconoció a preguntas de su abogado, Iñigo Iruín, que fue captado por ETA en el verano de 2006 y que mantuvo varias reuniones con la dirección de la banda terrorista en localidades del sur de Francia.
“Me preguntaron sí podía comprobar unas informaciones y acepté”, dijo ante el tribunal de la Audiencia Nacional.
En este sentido, el acusado reconoció haber comprobado información sobre dos miembros de la Guardia Civil del cuartel de Intxaurrondo que acudían con frecuencia a recoger a sus hijas a un colegio de San Sebastián. Acudió al colegio pero, al no ver a los dos agentes, concluyó que la información “era vieja”.
Etxaniz también admitió en el juicio haber hecho gestiones para recabar información sobre unos agentes de la Ertzaintza que desayunaban todos los días en un bar de la localidad de Pasajes de San Pedro (Guipúzcoa), unos datos que finalmente no pude recabar. En todos los encargos que recibió acabó comunicando a la dirección etarra que la información “no era buena”.
El acusado negó en cambio haber recabado información sobre políticos o haber grabado comisarías de la Ertzaintza, tal y como sostiene la fiscal Monfort.
ENCRIPTACIÓN PARA ETA
Etxaniz explicó que transmitía la información a ETA a través de varios “buzones” en los que dejaba lápices de memoria digital con datos encriptados pero negó que para ello utilizase los conocimientos de criptografía de Landaberea, informático profesional.
La fiscal Monfort asegura que Landaberea, quien trabajaba como informático en el diario “Gara”, no sólo se encargaba de encriptar la información sobre posibles objetivos de atentados sino que, valiéndose de sus conocimientos en informática, “proporcionó a la organización terrorista un manual tutorial sobre instalación y manejo del programa de encriptación de ficheros informáticos”.
Etxaniz negó en todo momento que Landaberea, al que le une una relación de amistad desde pequeño, haya colaborado con ETA o le haya ayudado a encriptar documentos para la banda terrorista. Este acusado dijo que la información que remitía a ETA la encriptada él mismo. “Es tan fácil como tener el programa y darle al botón de encriptar”, dijo.
Landaberea, por su parte, negó los hechos y aseguró que nunca ha tenido relación con la banda terrorista. El acusado aseguró que el ordenador y el lápiz de memoria que encontraron en su domicilio y que contenían datos sobre posibles objetivos de atentados eran en realidad de Etxaniz, quien corroboró este extremo.
ABOGADA DE OFICIO
El acusado alegó malos tratos y amenazas por parte de los agentes para retractarse de las declaraciones que prestó ante la Guardia Civil tras ser detenido –de hecho fue trasladado a un hospital- y señaló que ha presentado por estos hechos una denuncia en los juzgados de San Sebastián que todavía se está tramitando.
En el juicio compareció, a petición de la defensa, la abogada de oficio que asistió a Landaberea durante su declaración ante la Guardia Civil. Esta letrada aseguró que el estado en el que se encontraba el detenido le llevó a sospechar que “no se estaban respetando sus derechos en cuanto a su integridad física y moral”, por lo que presentó una reclamación ante los juzgados de la Audiencia Nacional.
La abogada subrayó en este sentido que al acusado “le temblaban mucho las manos y le costaba respirar” y destacó que en un momento dijo “creo que no me olvido nada”, lo que le llevó a pensar que su declaración no estaba siendo voluntaria. La letrada señaló además que el instructor de la Guardia Civil le llegó a gritar y a arrebatar el cuaderno en el que había tomado notas.
Tras escuchar el informe de la Fiscalía, de la acusación y de la defensa, la presidenta del tribunal, la magistrada Manuel Fernández Prado, decretó el visto para sentencia.

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