Ex condenado español: lucharé contra la pena de muerte hasta que se elimine

  • Joaquín José Martínez, el primer español que salió del corredor de la muerte en EEUU, afirma en una entrevista con Efe que luchará contra la pena capital hasta que se elimine.

Madrid, 22 feb.- Joaquín José Martínez, el primer español que salió del corredor de la muerte en EEUU, afirma en una entrevista con Efe que luchará contra la pena capital hasta que se elimine.

Como objetivo inmediato se ha marcado ayudar a Pablo Ibar -único español condenado en ese país a esa pena- para que pueda seguir sus pasos.

Martínez fue detenido en 1996 por un doble asesinato en la ciudad de Tampa, Florida, y en 1997 fue sentenciado a muerte.

Pasó cerca de tres años en el corredor de la muerte, pero tras un segundo juicio, celebrado en junio de 2001, fue declarado "no culpable" y desde entonces no cesa en su empeño de convencer a la sociedad de que no puede justificarse la pena de muerte.

"Estoy en contra de la pena capital, no por lo mío, sino por los casos que he visto en el corredor de la muerte; tantos compañeros que se vieron involucrados en crímenes indirectamente y que no fueron los responsables", y que tras su ejecución se demostró que muchos de ellos eran inocentes, explica en la entrevista.

Confiesa que antes de conocer en primera persona lo que significa la pena de muerte, estaba a favor de ella, en los casos de especial crudeza. Pero ahora, necesita explicar a la gente que los crímenes deben ser castigados, pero no con la pena capital.

"Después de la muerte de mi padre, que murió atropellado por un chaval de 17 años, no la llegué a justificar, pero creo que pude entender que algunas personas pidan el máximo castigo. Mi primera reacción fue un impulso de ir a buscar a ese joven para causarle daño, pero gracias a Dios tuve a mi madre a mi lado, que me enseñó la lección más importante", reconoce.

Cuando le ocurre algo a un familiar, prosigue, la primera reacción puede ser desear venganza. "Puedo llegar a entender que haya personas que hablen de pena de muerte, pero no lo justifico".

Por eso, cuando participa en debates sobre la pena de muerte, como el celebrado hoy en la sede del Parlamento Europeo en España, Joaquín José Martínez ofrece su testimonio, que tuvo un buen final gracias a la lucha iniciada por sus padres para demostrar su inocencia.

Defiende que "la pena de muerte no elimina la criminalidad, sino que fomenta más violencia".

"He visto casos de hijos de compañeros míos que han sido ejecutados y que me han dicho en la sala de espera que desearían matar al primer policía o fiscal que vean, porque quieren matar a su padre", comenta.

"Fomenta un círculo de venganza y creo que las víctimas son todas; los que van a ser ejecutados y los que pierden a sus seres queridos", opina.

Admite que ha sufrido más por las familias "que por los propios condenados a muerte". "Sus caras están en mi cabeza y en mi mente", admite.

Tampoco puede olvidar la sensación de tortura que le produjeron los años de espera en el corredor de la muerte.

"No te queda tanto la tortura física, los golpes y el maltrato que puedas recibir, sino esa tortura psicológica; como el recordatorio de cada mañana de los vigilantes y de los funcionarios que te dicen que vas a morir y que te escupan, las pequeñas bromas como medirte la cabeza para ver si estarás bien en la silla o cuando te traen una maquinilla para afeitarte la pierna, para cuando llegue ese momento".

Martínez, que vive en Valencia (este de España), donde trabaja como informático, considera que la mejor manera de ayudar a otros condenados es seguir reclamando la abolición de la pena capital.

"Hay que continuar hablando de ello; por eso hago un llamamiento al Gobierno y a la oposición para que, al igual que me ayudaron a mí, continúen haciéndolo con Ibar y con todos los condenados a muerte".

Destaca el trabajo de Amnistía Internacional y otras ONG que "también han ayudado mucho a que estén otras personas fuera del corredor de la muerte. El único que nos queda allí es Pablo Ibar".

"Es importante el dinero -su defensa costó casi un millón de dólares-, pero más importante es la mediación y las llamadas". EFE

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