Exbraceros mexicanos siguen clamando justicia siete décadas después en N.York

  • Un grupo de exbraceros mexicanos o trabajadores migratorios trajo hoy a Nueva York sus reclamos de justicia para exigir al Gobierno de Estados Unidos y al de su país el pago de las pensiones que llevan siete décadas reclamando por los años que trabajaron como mano de obra agrícola en este país.

Nueva York, 13 sep.- Un grupo de exbraceros mexicanos o trabajadores migratorios trajo hoy a Nueva York sus reclamos de justicia para exigir al Gobierno de Estados Unidos y al de su país el pago de las pensiones que llevan siete décadas reclamando por los años que trabajaron como mano de obra agrícola en este país.

"Que se sepa en Nueva York, que lo sepa el mundo entero, el Gobierno de México se robó nuestro dinero", se escuchó gritar a Luis Cabral, de 75 años, quien, con ayuda de muletas, llegó hasta la sede del Consulado de México en Nueva York para exigir el dinero de las pensiones.

Junto a su hermano Jesús, Cabral trabajó durante tres meses en los campos de espárragos de California en 1958. Más de medio siglo después no se acuerda de lo que ganaba. Solo que le descontaban un diez por ciento de su sueldo y también las comidas. Tampoco se olvida de las humillantes evaluaciones médicas que tenían que pasar.

"Nos llevaban a un cuarto desnudos donde nos chequeaban que no tuviéramos enfermedades y luego a otra sala donde nos fumigaban. Nos echaban mucho polvo blanco por si teníamos piojos", recordó el anciano, que tiene problemas con sus rodillas que le obligan a usar muletas.

Recordó también que a su regreso a México no tenían dónde vivir. "Nos quedábamos donde nos lo permitían. Íbamos de sitio en sitio" y trabajando en lo que podían, indicó.

Su hermano Jesús, ambos de Zacatecas, no olvida la pobreza en que vivían en México donde sólo comían frijoles y tomaban "agua sucia", lo que les llevó a registrarse bajo el "Programa de Braceros".

Durante el "Programa Bracero" -un permiso otorgado a obreros y campesinos mexicanos para trabajar en EE.UU. para suplir la falta de mano de obra durante la Segunda Guerra Mundial- el Gobierno de México dedujo un 10 % de su salario para reservarlo en el Fondo de Ahorro Campesino.

El Gobierno de EE.UU. descontó el dinero y lo entregó al de México como parte del acuerdo binacional pero, de acuerdo con los exbraceros, no han recibido un centavo y el gobierno de su país no les ha dado una explicación de lo que ocurrió con esos fondos.

"Fue muy triste. Buscamos el contrato por necesidad. Nos llevaron (a EE.UU.) en camiones viejos, amontonados. Unos vivían en ranchos, con los patronos, y otros estábamos en las barracas donde hacía mucha calor", recordó el exbracero, que trabajaba "de sol a sol".

Cabral, de 73 años, agregó que "el maltrato" no venía "del patrón sino de tu propia gente, que eran los mayordomos".

Julián Acevedo, de 70 años, trabajó durante un año en 1962, en los campos de algodón de California.

"Sufrí muchísimo. Tengo malos recuerdos", dijo además a Efe Acevedo, quien tras regresar a su país "y con mucho sacrificio" estudió y se convirtió en maestro.

Hace cinco años se retiró y decidió participar en lo que han llamado la "Marcha histórica por una deuda histórica" que salió de México a finales de agosto y tras visitar varias ciudades, culminará en Washington DC, a donde llegarán el domingo para sostener varias reuniones con congresistas al día siguiente.

"Les quise apoyar porque yo también fui jornalero", afirmó a Efe mientras el grupo gritaba criticando al Gobierno mexicano por no haberles entregado el dinero a los exbraceros, algunos de los cuales ya han muerto, y pedían la presencia de la cónsul Sandra Fuentes-Berain, que no accedió a los reclamos.

El grupo de 17 braceros, familiares y activistas llegó el martes a Nueva York donde pernoctan en una iglesia y su portavoz Rosa Zárate se reunió el jueves con la subdirectora de la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Maarit Kohonen Sherif, a quien entregó una carta pidiendo la intervención de la ONU.

"Nos dijeron que les enviáramos otra carta pidiendo la intervención de esa oficina en México", dijo Zárate.

"Les pedimos que nos apoyaran para investigar qué pasó con ese dinero", indicó la activista, quien alertó a los estadounidenses sobre el programa de trabajadores temporales que se busca incluir en la nueva reforma migratoria porque como el de los braceros "no es otra cosa que una compra y venta de esclavos".

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