Gallardón se va de la política sin rencores y sin echar la vista atrás

  • Todavía no había dado la noticia pero lo que era un secreto a voces tomó cuerpo desde el primer minuto de su última comparecencia. Alberto Ruiz-Gallardón comenzaba con agradecimientos por "todos estos años al frente del Ministerio de Justicia". Se va, pero sin rencores y sin echar la vista atrás.

Rafael Martínez

Madrid, 23 sep.- Todavía no había dado la noticia pero lo que era un secreto a voces tomó cuerpo desde el primer minuto de su última comparecencia. Alberto Ruiz-Gallardón comenzaba con agradecimientos por "todos estos años al frente del Ministerio de Justicia". Se va, pero sin rencores y sin echar la vista atrás.

El escaso margen con el que el Ministerio convocó a la prensa no fue motivo para que la comparecencia no fuera multitudinaria. La noticia estaba cantada. La presencia de todo su equipo y de su hijo mayor eran los signos evidentes de la dimisión. Ya no había quinielas.

Pasadas las cinco y media de la tarde, el todavía ministro hacía su entrada en la sala de prensa del Palacio de Parcent. Vestido de negro y con una corbata granate, Gallardón anticipaba lo que iba a significar su comparecencia: "Creo que vamos a tener tiempo de verdad para los gráficos".

En primera fila, uno de sus cuatro hijos -Ignacio- representaba a su familia hacia la que no reparó en elogios: "Me voy en deuda que espero poder saldar a partir de ahora con mi familia porque esta era una tarea que tenía que superar cualquier egoísmo colectivo o familiar", dijo mientras miraba a su hijo. Fue el momento más emotivo, en el que la voz se le quebró.

En ese momento la noticia era triple. Dimitía como ministro, dejaba el Comité Ejecutivo del PP y abandonaba la política de una forma, por cierto, 'políticamente muy correcta', con gestos de agradecimiento para todos los que le han acompañado en su carrera, pero especialmente para Mariano Rajoy.

Zanjaba de esta forma cualquier tipo de polémica hacia el presidente del Gobierno. No dio carne a los periodistas en esta materia, se podría buscar por otro lado, pero no en su relación con Rajoy.

"Mi lealtad hacia el presidente del Gobierno es y será absoluta", destacó. Pero no acabó ahí la lista de elogios. Acto seguido agradeció al líder del Ejecutivo por "su confianza, apoyo permanente, cercanía y complicidad personal", dijo, "incluso en los momentos en que hubo diferencias".

Tampoco dio pie a la polémica con el resto del Ejecutivo cuando no vaciló en recordar que se trata del Gobierno que "mejor relación interna ha tenido, más solidaridad y menos rivalidad entre ministros".

Con semblante relajado, Gallardón continuaba con su testamento político más personal. Agradecimientos al PP, a su grupo parlamentario y hasta a su rivales en la oposición. Hoy no quería criticar a nadie. "Me van a dejar que me vaya sin necesidad de hacer ninguna mirada crítica hacia atrás, no aportaría nada", añadió.

Inmediatamente después volvió a emocionarse. "Rodéate siempre de gente mejor que tú y a lo mejor un día serás tan bueno como ellos", afirmó Gallardón. La frase se la dijo su padre.

Entre guiños y miradas hacia su equipo de colaboradores, el ministro tuvo palabras incluso para uno de sus perros, a los que tiene un afecto de sobra conocido. Fue el momento más distendido de la tarde, quizás el único, cuando mencionó el escrache al que fue sometido su perra.

"Tardó muchos días en recuperarse la pobrecita del susto", aseguró. Pero solo fue un espejismo para coger aire y continuar en una comparecencia que se cerró por sí sola. Se le preguntó de todo y no esquivó nada. Ya se marcha y asegura que no volverá.

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