Una niña gallega de 10 años salvó la vida de su abuelo dándole masajes cardíacos

  • Su abuelo había acababa de salir del hospital tras sufrir un infarto y tuvo una recaída que lo dejó inconsciente.

    Eva acababa de recibir en el colegio un curso de primeros auxilios y comenzó a aplicarle las primeras maniobras de reanimación.

Un muñeco como este sirvió a Eva para hacer sus prácticas de reanimación en el colegio.
Un muñeco como este sirvió a Eva para hacer sus prácticas de reanimación en el colegio.
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“Oí un grito de mi abuela, bajé corriendo las escaleras, veo a mi abuelo que está totalmente inconsciente, miro el pulso y no tenía nada”. Así comienza Eva Prévot el relato de uno de los momentos más angustiosos de su corta vida. Cuando le sucedió aquello, a principios de este año, Eva aún no había cumplido los 11 años que tiene ahora que se ha conocido la noticia.

Su abuelo acababa de salir del hospital tras recuperarse de un infarto de miocardio. Eva reconoció los síntomas porque acababa de recibir un curso de primeros auxilios en su colegio, los salesianos de La Coruña.

“Mamita, no te preocupes que al abuelo no le va a pasar nada”, dijo Eva a su abuela, lo que meses después relataría al periódico gallego La Voz de Galicia.

Mientras su hermano llamaba al 061, la niña comenzó a aplicar un masaje cardíaco según las instrucciones que le había dado un entrenador suyo del colegio. La abuela, Carmen, estaba tan nerviosa que ni siquiera tuvo fuerzas para marcar los números de teléfono."Había que mantener la calma"

Ya en contacto con los servicios de emergencias, Eva siguió las indicaciones que le fueron dando mientras la ambulancia se acercaba al domicilio. Fueron los diez minutos más largos de su vida: “Mi abuelo se había puesto rojo, mi hermano estaba llorando…”. Pero ella mantuvo la calma, aunque reconoce que “estar ahí y ahí durante diez minutos cansa mucho”.

Con una madurez que sorprende a tan temprana edad, afirma en una entrevista que “no podía quedarme paralizada porque eso no sirve de nada: hay que estar frío”.

Tras las primeras maniobras cardiopulmonares le recomendaron hacer un masaje más suave sobre la zona del corazón. Fue suficiente para lograr que el corazón volviera a latir. Por fin llegó el equipo de salvamento y se encontraron al paciente en una situación mucho más favorable de la que había cuando recibieron el primer aviso. “Lo que has hecho le ha salvado la vida. Podría haber muerto en estos minutos”, le confesaron emocionados al llegar a casa.

Cuando conocieron la noticia, el entrenador de Eva se quedó “con los pelos de punta. No os podéis imaginar cómo me quedé cuando me dijo que con el cursillo de primeros auxilios que me diste le salvé la vida a mi abuelo”. Lo primero que hizo Eva al regresar al colegio fue agradecerle al profesor aquella lección inolvidable.

La abuela de Eva no cabe en sí mismo de alegría y de orgullo por su nieta. Hasta confiesa a la prensa local que ya le da “más seguridad estar con Eva que con mi hija”.

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