San Sebastián, 16 jun.- San Sebastián ha acogido hoy la presentación de la iniciativa "Glencree", desarrollada en los últimos cuatro años y medio años por víctimas de la violencia de distinto signo político y de cuya experiencia quieren hacer ahora "una contribución positiva a favor de la convivencia".
Ha sido un proceso auspiciado por la Dirección de Atención a las Víctimas del Terrorismo del Gobierno Vasco (DAV), que ha tenido en la discreción una "condición básica" y que lleva el nombre del centro para la paz norirlandés donde se produjo el primer encuentro en diciembre de 2007, elegido para alejarse del "clima de violencia y polarización política y social" de Euskadi.
Durante estos años, el grupo ha ido creciendo hasta sumar a casi una treintena de víctimas de ETA, los GAL, el Batallón Vasco Español y las Fuerzas de Seguridad del Estado, personas que a lo largo del proceso han roto "barreras y tabúes" para acercarse unos a otros "con respeto, superando el temor y los estereotipos, la frustración y la experiencia propia del dolor".
Carmen Hernández, viuda del concejal del PP de Durango Jesús María Pedrosa, al que ETA mató en 2002, y Axun Lasa, hermana de Josean Lasa, por cuyo secuestro y asesinato fue condenado entre otros el exgeneral de la Guardia Civil Enrique Rodríguez Galindo, han puesto hoy la voz al texto con el que la iniciativa "Glencree" se ha dado a conocer públicamente.
"Hemos llegado a esta conciencia compartida escuchando al otro, dialogando y buscando el encuentro, más allá de divergencias ideológicas legítimas, que ni disfrazamos artificialmente ni acallamos", han destacado.
Viudas, padres, hijos y hermanos de víctimas de ETA y otros grupos se encuentran entre los firmantes de la iniciativa, además de víctimas directas como el edil socialista de Zarautz Patxi Elola, objetivo de numerosos ataques y amenazas del entorno de ETA, y Jokin Olano, que sufrió torturas de la Guardia Civil.
El encuentro de "Glencree" fue diseñado y coordinado por un equipo "dinamizador", integrado por Carlos Martín Beristain, Galo Bilbao y Julián Ibáñez de Opacua, que han tratado de "proteger" el espacio de esta experiencia compartida y por eso han alejado de luces y taquígrafos a sus protagonistas.
Los partidos políticos, por ejemplo, no han sabido de ella hasta que no se ha decidido hacerla pública, con una declaración que tiene "un afán pedagógico, dirigido especialmente a los más jóvenes", y que aspira a "influir en un entorno social que ha padecido la violencia con intención política mediante un compromiso para que no vuelva a ocurrir jamás".
"No nos identificamos con definiciones y conceptos que se utilizan habitualmente para describirnos, ni nos gusta cómo se habla de nuestra realidad, que es plural y diversa", señalan en este texto, leído en euskera y castellano.
Explican que son personas "afectadas, personalmente o a través de un familiar directo, por un hecho traumático e intencionado (asesinato, tortura, amenaza...) que causó un sufrimiento injusto y prolongado".
"Posteriormente, hemos padecido la negación, el olvido o el abandono por parte del perpetrador y hemos recibido respaldo desigual de la sociedad y de las instituciones. Queremos hacer con nuestra realidad individual y con nuestra experiencia en común una contribución positiva en favor de la convivencia", subrayan.
Demandan para todos, y de manera "equitativa", el "cumplimiento y la satisfacción de derechos a la verdad, la justicia, la memoria, al reconocimiento y la reparación".
Y dicen que para el logro de una "convivencia pacífica, respetuosa y constructiva en el seno de una sociedad plural, libre y justa" son "deseables y necesarios los gestos de reconocimiento del daño causado y la asunción de responsabilidad por parte de todos los perpetradores de la violencia injustamente padecida por tantas personas".
Invitan a ciudadanos, asociaciones e instituciones a realizar "su propia revisión autocrítica del pasado" mediante "un compromiso ineludible con la verdad y la justicia".
"Sanar las heridas obliga a un proceso que no está exento de tensiones o conflictos. Nosotros los hemos vivido tal vez como nadie. Esperamos que esta experiencia compartida anime a otros a hacer sus propios procesos", concluyen.
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