Gómez advirtió antes de ser ministro que la reconciliación con los sindicatos sería "difícil"


El nuevo ministro de Trabajo e Inmigración, Valeriano Gómez, advirtió dos semanas antes del nombramiento que la reconciliación del Gobierno con los sindicatos será "difícil".
En un artículo enviado a la revista "Temas para el Debate" el pasado 5 de octubre, Gómez recuerda que tras las reformas laborales que desembocaron en huelga general, como en los años 1988, 1994 o 2002, el Gobierno y los interlocutores sociales abordaron procesos para restablecer el clima de diálogo y el entendimiento.
Sin embargo, en la situación actual, el ahora ministro afirma que "las circunstancias son difíciles y distintas", aunque añade que "siempre fue así en el pasado".
Por otro lado, Gómez defiende que el proceso para volver al diálogo con los sindicatos no debe basarse exclusivamente en el desarrollo de los reglamentos de la reforma laboral, sino que deberá hacerse "de una forma más amplia".
"En mi opinión, existen materias sobre las que hacer girar el entendimiento y la negociación social en la actual coyuntura de una forma más amplia que la derivada de abordar exclusivamente el desarrollo reglamentario de la reforma de 2010", dice el ministro.
En cuanto a la reforma laboral, Gómez señala que "pretende dar una respuesta efectiva a los principales defectos de la reforma de 2002", que ya ha sido calificada por el ministro como "la peor de la democracia".
No obstante, critica que la reforma no tiene un "adecuado grado de compensación" entre el impulso a la flexibilidad en el ámbito del contrato indefinido, y los cambios en el empleo temporal.
Para Gómez, las modificaciones en la contratación temporal son "más bien tímidas". Además, lamenta que los cambios sólo afectan a los nuevos contratos que se firmen a partir de ahora, y no al "amplísimo 'stock' de contratos temporales actuales".
Sin embargo, el ministro no entra a valorar el resto de la reforma laboral y se limita a constatar que algunos cambios, como los referidos al descuelgue de los convenios, "han merecido el rechazo de las organizaciones sindicales y el desprecio, por insuficientes, de las empresariales".

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