GREENPEACE RECREA UNA SEVILLA SIN GUADALQUIVIR SI SE DERRITE EL HIELO DEL ÁRTICO

Greenpeace difundió este martes imágenes de distintos lugares del mundo en los que recrea fenómenos meteorológicos extremos para alertar del impacto global del cambio climático por el deshielo del Ártico, entre ellas una hipotética Sevilla seca y sin Guadalquivir.
Para ello, la ONG se ha inspirado en las evidencias científicas del informe ‘Lo que pasa en el Ártico no se queda en el Ártico’, elaborado por la Unidad Científica de Greenpeace en la Universidad de Exeter (Reino Unidos), que recoge las conclusiones de los estudios y los modelos de observación más recientes sobre los impactos del calentamiento global en el Ártico y sus consecuencias en el resto del planeta.
La desaparición del hielo marino ártico tendría como consecuencia el incremento del nivel del mar y cambios en los patrones meteorológicos del hemisferio norte, según la literatura científica actual.
Por ello, Greenpeace ha creado imágenes que recrean escenarios futuros en el caso de que no se tomen medidas urgentes para combatir el calentamiento global. Las simulaciones reflejan una hipotética Sevilla con el río Guadalquivir sin agua, Londres bajo un manto generalizado de nieve, un arrozal seco de Asia y la Gran Muralla China sin vegetación alrededor,
“No parece haber ninguna duda de que el calentamiento de la región del Ártico es un importante factor que contribuye a los patrones meteorológicos de latitudes medias. Aunque los científicos tratan de comprender mejor la influencia en los procesos atmosféricos complejos de los polos, en virtud del principio de precaución, es extremadamente urgente tomar medidas para combatir el cambio climático y para proteger el Ártico”, declaró Sara del Río, responsable de la Unidad de Investigación de Greenpeace en España.
Según el informe de publicado hoy, esta influencia se producirá de manera geográficamente desigual, puesto que los veranos podrán ser secos y muy calientes en unas zonas y, paradójicamente, tener un efecto contrario en otras regiones, donde serían más húmedos.
SANTUARIO ÁRTICO
Greenpeace indicó que, dado que el medio ambiente del Ártico es parte integral de los sistemas climáticos globales, se han producido alteraciones notables en la trayectoria de las tormentas, la corriente en chorro y la circulación de las aguas de los océanos del norte. “El bloqueo de las ondas planetarias atmosféricas está dando lugar a patrones climáticos 'atascados' que causan un clima más persistente en un lugar determinado. Estos cambios parecen estar influyendo en el clima a través de las latitudes medias, con profundos efectos en nuestra vida diaria”, añadió.
“Una serie de fenómenos climáticos sin precedentes se han registrado a lo largo de la última década: grandes tormentas, sequías, olas de calor, inundaciones e inviernos con nevadas récord. La modelización del clima sugiere que estos fenómenos meteorológicos extremos serán cada vez más comunes en el futuro, con grandes consecuencias para las personas y el medio ambiente”, agregó Del Río.
Por otro lado, Greenpeace recalcó que la temperatura en el Ártico aumenta más del doble de rápido que en cualquier otra región del mundo, que su superficie de hielo marino en verano ha disminuido sustancialmente en los últimos 30 años y que el volumen de hielo marino se ha reducido de manera aún más acentuada.
Indicó que ello supone que se intercambie más calor entre el océano Ártico y la atmósfera circundante y que la capacidad de reflejo del hielo (el conocido como efecto albedo de la superficie) se reduce “en una espiral perniciosa”, lo que se agrava con el deshielo del permafrost en las zonas de tierra, que provoca la liberación de gases de efecto invernadero como el metano y acelera más el cambio climático global.
“El retroceso del hielo conlleva otros peligros para el océano, como son la proliferación de la pesca industrial, el aumento del transporte marítimo y la explotación de hidrocarburos que ven el espacio hasta ahora inaccesible y virgen del Ártico una región llena de oportunidades”, apuntó, antes de reclamar un santuario ártico que prohíba operar a las industrias extractivas en las aguas internacionales alrededor del Polo Norte.

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