Gu Kailai, en contra de su marido en la segunda sesión del juicio a Bo Xilai

  • La segunda sesión del juicio contra Bo Xilai terminó hoy en China tras una intensa jornada marcada por el testimonio grabado desde prisión de su esposa, Gu Kailai, que se puso en contra de su marido al asegurar que él estaba al corriente de la controvertida adquisición de una villa en el sur de Francia.

Jinan (China), 23 ago.- La segunda sesión del juicio contra Bo Xilai terminó hoy en China tras una intensa jornada marcada por el testimonio grabado desde prisión de su esposa, Gu Kailai, que se puso en contra de su marido al asegurar que él estaba al corriente de la controvertida adquisición de una villa en el sur de Francia.

Las declaraciones de Gu -las primeras imágenes de la exabogada desde que hace un año fue enviada a prisión- fueron la sorpresa del día. En un vídeo divulgado por el tribunal de Jinan (este) en el que se celebra el juicio, la mujer de Bo afirma que su esposo conocía los detalles de la controvertida compra inmobiliaria.

Se trata de un chalet que Gu quiso comprar en Cannes en 2000, para lo que recibió el dinero necesario (3,2 millones de dólares) del empresario Xu Ming, de la ciudad de Dalian -donde Bo era entonces el máximo dirigente-, quien ayer acudió a testificar en contra del exlíder.

Con el fin de evitar impuestos y posibles investigaciones sobre Bo, Gu se puso en contacto con el arquitecto francés Patrick Devilliers, quien se encargó de crear una sociedad opaca, Russell Real State, con sede social en Canadá y que se ocuparía de ocultar la titularidad real.

Según Gu, su marido conocía no sólo la existencia del chalet, sino también que el dinero para pagarlo había provenido del empresario, a quien en la sesión del jueves Bo llegó a desmentir hasta siete veces.

"Bo me preguntó y yo se lo dije, así que sabía que Xu Ming pagó esta casa", declaró. La única duda del dirigente era que la compra llegara al dominio público, y ella le aseguró de que había puesto en marcha "un proceso complicado, pero que evitaba nuestro nombre, así que era seguro".

Pero no sólo Devilliers -quien también envió hoy un testimonio grabado que coincide con el de Gu- se encuentra implicado en la villa de la discordia. El francés aparecía con el 50 por ciento de las acciones y el otro 50 por ciento se puso a nombre del empresario británico Neil Heywood, entonces confidente de la esposa de Bo.

No obstante, en abril de 2011 Gu perdió la confianza en Heywood al considerar que no generaba suficientes ingresos con el alquiler de la propiedad y temerosa de que el empresario pudiera acabar apropiándose de la vivienda.

Optó entonces por traspasar las acciones de Heywood a la novia de Xu Ming, la presentadora de televisión Jiang Zhen Dolby.

Según el testimonio de Devilliers, el británico entró en cólera y a cambio exigió 1,4 millones de libras esterlinas como compensación, so amenaza de revelar la trama.

Gu, por su parte, aseguró que cuando perdió las acciones, Heywood comenzó a amenazar al hijo de ella y Bo Xilai, Bo Guagua, de modo que ella llegó a temer por la vida de éste, motivo que la llevó a asesinar al británico en noviembre de 2011 en un hotel de Chongqing (centro), ciudad entonces bajo el mandato de Bo.

El crimen, por el que la exletrada cumple la condena de muerte suspendida (en la práctica cadena perpetua) es en principio el origen del melodrama.

Tras conocer el asesinato, el que era mano derecha de Bo Xilai, Wang Lijun -de quien también se envió hoy un testimonio en concordancia con el de Gu y Devilliers-, después de haber recibido varias amenazas de su entonces jefe intentó refugiarse en un consulado de EEUU, donde reveló la trama.

Pero Gu, calificada de "loca" hoy por su marido, no entró en detalles -al menos no en lo que se ha divulgado este viernes- acerca de si Bo Xilai estaba también al tanto de sus planes de envenenamiento de Heywood, a quien ella mató con cianuro tras emborracharle, según la versión oficial.

Si Bo está o no detrás del crimen es una de las incógnitas de un caso que por el momento se presta más a detalles jugosos. Por ejemplo, Gu ha recordado -para reforzar que su marido conocía sus negocios- cómo su hijo trajo a su padre un "trozo de carne cruda de un exótico animal" como souvenir de un viaje a África financiado por Xu.

A cambio de éste y otros regalos, según Gu, Bo ayudó a Xu Ming para que se hiciera con el control del equipo de fútbol de Dalian y comprara un globo aerostático.

En un proceso más largo de lo esperado, mañana sábado se reanudará el juicio para tratar aún delitos de malversación y abuso de poder, este último el cargo supuestamente más grave por el que se le podría acusar de encubrir el homicidio de Heywood.

De no ser así, se prevé que la sentencia de Bo no sea tan severa como cabía esperar. Aunque, de acuerdo al lento curso del caso, todavía faltan al menos varios días para conocerla. EFE

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