Guerra estratégica entre Mas y Junts: el president apura sus cartuchos y los suyos le preparan el relevo

    • El president quiere convencer a la CUP con un mandato breve centrado en ejecutar el procès.
    • Los suyos preparan el relevo en una presidencia diluida controlada por Junqueras y Munté.
Artur Mas, llegando al Parlament (archivo).
Artur Mas, llegando al Parlament (archivo).

Los dos meses que han pasado desde el 27-S han transcurrido como unárido desierto para Artur Mas.  El convergente ha acudido este lunes al Parlament con todas las incertidumbres y con los tiempos en contra. Incluso con parte de su partido en desacuerdo con las cesiones que en las últimas semanas viene haciendo a la CUP, la formación antisistema que tiene en sus manos la decisión final sobre su futuro político.

Pero en cambio el candidato tiene la lección bien aprendida. En un giro de 180 grados a su mensaje, Mas ha otorgado amplios guiños a la izquierda radical, condición esencial para los de Baños. Asumiendo buena parte de su programa de emergencia ciudadana, Mas se ha convertido en nuevo adalid antidesahucios, ha prometido incluso tarjetas sanitarias para todos sin condición y ha hablado de una renta mínima. En su manga guardaba otro as: plantear a sus "socios"  una legislatura centrada exclusivamente en la construcción de la “República catalana” y corta. Apenas año y medio, el plazo que contempla la misma ruta independentista.

El president ha convertido su investidura en una obsesión personal. Al colmo de su paciencia en las estériles reuniones entre Junts pel Sí y la CUP, asumió la ofensiva y se reunió personalmente con los anticapitalistas. Uno de esos encuentros fue el pasado 26 de octubre, un día antes de que el Parlament recibiese la propuesta de resolución pactada entre su candidatura y la de Baños.

Pero ni siquiera esa moción, aprobada este lunes, sirve para que los de Baños cedan. O al menos de momento. En estos meses han extremado su negativa a apoyar al líder de CDC para una nueva presidencia. Esa era su promesa electoral, con tanta fuerza como la del plan de rescate.

Su negativa orbita en torno a un rechazo esencial: Mas representa en sí mismo, consideran, la corrupción que ha ido cercando a convergencia, y que tiene su máximo exponente en Pujol, su tutor político. Se niegan a que el discípulo asuma de nuevo las riendas de un Govern al que con insistencia reiteraron, en la pasada legislatura, una política de tijeretazo.

Aunque caben pocas, o nulas, opciones de que la CUP respalde a Mas, en los últimos días sí ha habido un gesto de calado: la puerta se abre a investir a otro convergente. Una opción discutida y que genera no pocos debates internos, pero que ahora se baraja con fuerza como alternativa a desencallar la presidencia.Y el que suena un nombre sobre otros, la vicepresidenta en funciones, Neus Munté. 

Munté es el nombre que desde hace tiempo barajan los 'negociadores' de Junts pel Sí, aunque ella niegue por activa y pasiva la traición al president. Diseñan una estructura de poder de tres cabezas: dos vicepresidencias- la otra sería para el líder de ERC, Oriol Junqueras- y una presidencia simbólica y diluida para Mas. Tanto Munté como Junqueras son del agrado de los anticapitalistas. La primera, por estar al margen de las corruptelas convergentes y también por acreditar un pasado de peso en el sindicalismo.  El republicano, que mantiene una estrecha relación personal con varios dirigentes, por proximidad programática.

En la candidatura de Mas se asume que la votación de este martes acabará en vacío y que será entonces cuando entren en juego las nuevas estrategias. A favor tienen que la CUP trata de evitar también la convocatoria de nuevas elecciones. Unos comicios sin garantías del que, consideran, el independentismo saldría debilitado. Ese es, al menos de cara a la galería, su único punto de coincidencia.

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