Hong Kong planta cara al centralismo de China con una huelga general masiva

Miles de personas desafían a la prohibición en Hong Kong
Miles de personas desafían a la prohibición en Hong Kong

La primera huelga general en más de 50 años en la ciudad. La que ha sido convocado este lunes a través de Internet en Hong Kong por trabajadores de una veintena de sectores ha dejado este lunes varias líneas del metro sin funcionamiento y provocado retrasos y cancelaciones en los vuelos de este centro financiero. Esta situación supone una vuelta de tuerca más en la crisis política de la ciudad.

Hasta ocho líneas de metro dejaron de funcionar total o parcialmente en la mañana de este lunes, entre ellos la línea que conecta la megalópolis con el aeropuerto, donde a las 10:00 hora local, 230 habían sido cancelados, según el diario hongkonés South China Morning Post. Otros muchos vuelos presentaban largos retrasos.

Así las cosas, y con miles de pasajeros en los andenes desde primera hora de la mañana, el Departamento de Trabajo del Gobierno de Hong Kong pidió a las empresas que fueran comprensivas con sus trabajadores. "Para los empleados que no puedan llegar a tiempo al trabajo debido a las condiciones del tráfico y los servicios de transporte público, los empleadores deberían mostrar la comprensión necesaria debido a las circunstancias", indicó un portavoz de ese departamento.

Miles de personas de una veintena de sectores -entre ellos trabajadores del sector financiero, de los medios de comunicación o de compañías aéreas- se unieron al paro, mientras que una fuente gubernamental confirmó a Efe que muchos empleados habían pedido el lunes como día de asuntos propios o habían informado de una baja por enfermedad.

Por su parte, la jefa del Ejecutivo hongkonés, Carrie Lam, compareció en una tensa rueda de prensa en la que pronunció un discurso en el que no se desvió ni un ápice de anteriores intervenciones. En ella, Lam alertó de la violencia que "ha ido aumentando", además de afirmar que "las protestas han ido más allá de la propuesta de ley de extradición" y que la magnitud de las manifestaciones "ha minado seriamente el imperio de la ley en Hong Kong, llevando a la ciudad al límite".

Asimismo, la mandataria reiteró su intención de permanecer en el cargo y, frente a las críticas de brutalidad policial, pidió comprensión por la "tremenda presión" que las fuerzas del orden soportan desde hace nueve semanas, cuando comenzaron las protestas.

"El Gobierno espera que, al tiempo que expresan sus demandas, los manifestantes cumplan la ley y respeten los derechos de otros miembros del público", apostilló también el Ejecutivo en un comunicado emitido el domingo en anticipación de lo que pudiera suceder hoy. Asimismo, están convocadas marchas en siete distritos de la ciudad a las 13.00 hora local.

El objetivo de la huelga, que abarca toda la ciudad, es presionar al Gobierno para que responda a una serie de demandas que, en origen, consistían solo en la retirada de una controvertida propuesta de ley de extradición que, según abogados y activistas, habría permitido a Pekín acceder a "fugitivos" refugiados en la ciudad.

En opinión de los grupos pro democráticos de Hong Kong, se trataría de una forma de amordazar a críticos y disidentes del régimen comunista chino. Las actuales demandas incluyen la retirada completa del texto, una investigación en profundidad sobre la brutalidad policial a la hora de reprimir las protestas y la puesta en práctica del sufragio universal.

La huelga llega después de un intenso fin de semana de protestas, el noveno consecutivo, que ha dejado varias decenas de detenidos y nuevos enfrentamientos entre el sector más violento de los manifestantes y la policía, que incluyeron el uso de gas lacrimógeno por parte de los agentes.

Las manifestaciones comenzaron a principios de junio en Hong Kong contra la propuesta de ley de extradición pero han derivado hacia demandas más amplias sobre los mecanismos democráticos de la ciudad, cuya soberanía recuperó China en 1997 con el compromiso de mantener hasta 2047 las estructuras establecidas por los británicos, inimaginables en la China continental.

A pesar de que la jefa del Gobierno hongkonés dio por "muerto" el proyecto a principios de julio, los manifestantes no se han dado por satisfechos y han seguido inundando las calles de la ciudad.

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