HRW denuncia ataques a minorías y vuelta de pena de muerte en el sur de Asia

  • Human Rights Watch (HRW) denunció hoy que la situación de los derechos humanos "empeoró" en 2012 en todos los países del sur de Asia, donde se retomó la aplicación de la pena de muerte, aumentó la persecución a minorías y se consolidó la impunidad de los abusos por parte de las administraciones.

Nueva Delhi, 1 feb.- Human Rights Watch (HRW) denunció hoy que la situación de los derechos humanos "empeoró" en 2012 en todos los países del sur de Asia, donde se retomó la aplicación de la pena de muerte, aumentó la persecución a minorías y se consolidó la impunidad de los abusos por parte de las administraciones.

En su informe anual, la organización no gubernamental destacó el fin de las moratorias de varios años en la ejecución de reos en la India y Afganistán, y recordó el precario estado de la comunidad tamil en Sri Lanka o de las minorías religiosas en Pakistán.

HRW afirmó que, pese a los avances de la India en "apoyar resoluciones internacionales en otros países", en su territorio hubo un "serio" deterioro en la protección de la sociedad civil y la violencia sexual contra las mujeres.

"La repulsión global a la violación (de una joven en diciembre) debe enviar el mensaje de que (se necesitan) reformas para criminalizar cualquier asalto a las mujeres y proteger su dignidad", dijo la directora de HRW en el sur de Asia, Minakshi Ganguly.

El organismo subrayó que las autoridades ejecutaron al terrorista paquistaní Ajmal Kasab, implicado en los ataques de 2008 en Bombay, tras ocho años de moratoria, y advirtió de que varios líderes han renovado los llamamientos a la horca, en especial para "violadores".

También sufrió retrocesos importantes la situación de los derechos humanos en Pakistán, según Human Rights Watch, que hizo hincapié en "las muertes y la represión de las minorías religiosas" en esa república islámica.

"Mientras los militares continúan cometiendo abusos de forma impune en (la provincia de) Baluchistán y otros lugares, extremistas suníes mataron a cientos de chíies y los talibanes atacaron escuelas, alumnos y profesores", dijo al diario local Dawn el director nacional de HRW, Alí Dayan Hasán.

La incertidumbre de Pakistán, donde a finales de 2012 se produjo un repunte en la violencia terrorista, que había descendido en los últimos tres años, es también extrapolable al vecino Afganistán.

El organismo explicó en el informe que existe "una preocupación creciente por el futuro" con la retirada progresiva de las fuerzas de la OTAN que concluye en 2014, y por la "impunidad" con que actúan señores de la guerra en zonas controladas por el Gobierno afgano.

HRW lamentó la recuperación de las ejecuciones de presos por parte de las autoridades y el empeoramiento de la situación de las mujeres y niñas afganas con el aumento de la inseguridad -la pasada primavera 400 féminas estaban en prisión por "crímenes morales"-.

Por su parte, Sri Lanka, alejada de los focos de la prensa desde el fin de la guerra en 2009, "ha fallado en dar pasos significativos para atribuir responsabilidades en los crímenes" perpetrados durante ese conflicto armado entre el Estado y la guerrilla tamil.

Según HRW, sigue habiendo "arrestos arbitrarios y torturas" contra la minoría tamil y el presidente Mahinda Rajapaksa "continúa acumulando" poder "a expensas de las instituciones democráticas" y "limitando derechos como la libertad de expresión y asociación".

En Bangladesh, el organismo criticó las irregularidades o "intimidación de testigos" en los juicios sobre los crímenes de la guerra de 1971, que condujo a la secesión de Pakistán, y la perpetuación de los asesinatos extrajudiciales y desapariciones de personas a cargo de las fuerzas del orden.

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