Irak en una encrucijada: ¿estabilidad o más división política?

  • Tras las elecciones legislativas del pasado miércoles, Irak se encuentra en una encrucijada y deberá elegir entre construir un sistema político coherente o, tal y como prevén varios analistas entrevistados por Efe, dirigirse hacia una división sectaria más profunda.

Mohamed Siali

Bagdad, 2 may.- Tras las elecciones legislativas del pasado miércoles, Irak se encuentra en una encrucijada y deberá elegir entre construir un sistema político coherente o, tal y como prevén varios analistas entrevistados por Efe, dirigirse hacia una división sectaria más profunda.

Pese a que la participación en los comicios fue dos puntos más baja que la registrada en las elecciones de 2010, el 60 por ciento del electorado iraquí se acercó a las urnas y mostró su deseo de cambio.

Pero muchos expertos creen que, sean cuales sean los resultados, el bloque político ganador tendrá difícil conseguir una mayoría parlamentaria cómoda para formar un Gobierno fuerte.

El periodista y analista palestino Abdelbari Atuan comentó a Efe que esos comicios "puedan empeorar más la crisis actual en lugar de solucionarla".

En su opinión, la escena política está fragmentada y es difícil unificar las formaciones actuales dentro de bloques grandes para formar una mayoría gubernamental fuerte y una oposición coherente.

Estimó además que, a causa de esa fragmentación, la formación del Gobierno "puede tardar meses".

Asimismo, explicó que el continuo cambio de coaliciones es uno de los factores que alimentan la inestabilidad política en este país, que inició un proceso de transición democrática en 2003, después del derrocamiento del régimen de Sadam Husein por parte de las tropas estadounidenses.

Atuan añadió que una parte de la crisis actual en Irak se debe al "conflicto entre Irán y Arabia Saudí sobre el territorio iraquí", en referencia a un probable apoyo saudí a la comunidad suní y de Irán a los chiíes.

Por eso, observó, la solución de la división política en Irak pasa por un entendimiento entre Irán y Arabia Saudí y por la reconciliación nacional entre los iraquíes, algo que todavía no se ha conseguido.

El retraso en formar el Gobierno se debe también a que varios bloques políticos, incluidos algunos chiíes, no quieren que se renueve el mandato del primer ministro Nuri Al Maliki y al hecho de que las formaciones no acordaron coaliciones políticas previas a los comicios.

De la misma opinión es el exministro de Exteriores egipcio Ahmed al Arabi, que explicó a Efe que el problema del sectarismo es profundo en Irak y se necesita tiempo para solucionarlo.

Agregó que la idea de un Gobierno basado en "una mayoría política es la mejor solución a corto plazo, pero es difícil conseguirlo".

Al acudir a las urnas el miércoles, Al Maliki, que dio por ganadora a su coalición, la chií Estado de Derecho, instó a "superar el principio de las cuotas (confesionales) y establecer un Gobierno basado en la mayoría parlamentaria".

Esa idea se ha extendido entre todas las formaciones políticas iraquíes, incluso entre los líderes de la coalición laica Al Iraquiya, presidida por el ex primer ministro Ayad Alauí y principal rival del bloque de Al Maliki.

El dirigente de Al Iraquiya Ibrahim al Mutlak aseveró a Efe que los iraquíes quieren un Gobierno de mayoría política y opinó que "los Ejecutivos que se basan en el consenso y las cuotas (confesionales) generan mucha corrupción".

La división política se agudizó el 19 de noviembre de 2011, cuando las autoridades iraquíes emitieron una orden de arresto contra el entonces vicepresidente Tarik al Hashemi por delitos de terrorismo.

Aquella decisión desencadenó una crisis política en medio de un repunte de atentados, dirigidos en su mayoría contra objetivos chiíes y contra fuerzas de seguridad.

Como consecuencia de aquello, el bloque Al Iraquiya retiró a sus ministros de las reuniones gubernamentales y reafirmó su oposición parlamentaria a Al Maliki, lo que llevó al país a una grave división sectaria y a un bloqueo político.

A esos factores se añaden las heridas aún abiertas del conflicto civil entre los suníes y los chiíes acontecido entre 2006 y 2008, que se desencadenó después de un ataque con explosivos contra dos importantes santuarios chiíes en la ciudad de Samarra, a 125 kilómetros al norte de Bagdad.

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