Islamista, preso y sin visitas en Egipto

  • Prisión de Tora, sur de El Cairo. Zeinab entra a las 11.30 de la mañana en la cárcel para ver a su hermano del que no sabe nada desde el viernes pasado. Cinco minutos más tarde sale sin haber podido visitarlo, él sigue sin acceso a un abogado.

Susana Samhan

El Cairo, 20 ago.- Prisión de Tora, sur de El Cairo. Zeinab entra a las 11.30 de la mañana en la cárcel para ver a su hermano del que no sabe nada desde el viernes pasado. Cinco minutos más tarde sale sin haber podido visitarlo, él sigue sin acceso a un abogado.

Esta es la situación a la que se enfrentan los familiares de los arrestados durante el último mes y medio en Egipto, que se cuentan por millares, según los islamistas, en lo que las autoridades han denominado como "lucha contra el terrorismo".

Zeinab explica a Efe que su hermano, de 51 años, llegó la semana pasada de Arabia Saudí, donde reside, para ver a sus parientes en Egipto y que el viernes fue a rezar a la mezquita de Al Fateh, en el distrito cairota de Ramsés, epicentro de los disturbios ese día.

A lo largo de esa jornada, esta mujer de Mahala al Kubra, en el delta del Nilo, estuvo llamando a su hermano para ver si se encontraba bien, cuando vio que estallaron choques entre partidarios y opositores de Mursi en los alrededores del templo.

No fue hasta el día siguiente cuando se quedó petrificada ante el televisor al reconocer a su familiar entre los detenidos por la policía dentro de esa mezquita.

"¡Mi hermano no pertenece a los Hermanos Musulmanes! Nosotros no somos islamistas. Mira cómo llevo yo el velo", clama la mujer en una de las puertas de Tora, mientras enseña su "hiyab" (velo), que deja entrever algunos cabellos, como muestra de que no sigue de manera estricta la religión.

A unos pocos metros, policías vestidos de paisano escuchan atentamente las palabras de la mujer y le hacen gestos para que se aleje de la puerta de la cárcel, rodeada de casas humildes.

Tras hacer caso a los agentes, Zeinab recuerda el periplo que le ha llevado por infinidad de comisarías para averiguar el paradero de su hermano, hasta que se enteró de que estaba en Tora. "No ha podido ver siquiera a un abogado", solloza.

En ese momento la conversación se interrumpe por la llegada de varios policías y dos vecinos del barrio que le piden la documentación y la arrastran a un "tuk tuk" (moto taxi) para que se marche de allí. Mientras, advierten de que los familiares de los presos no tienen permiso para hablar con periodistas.

El abogado Ahmed Abu Baraka, letrado de los Hermanos Musulmanes, grupo al que perteneció Mursi hasta que accedió a la Presidencia en junio de 2012, coincide con las denuncias de Zeinab.

Detenciones indiscriminadas, falta de acceso a un abogado y la prohibición de las visitas de familiares son algunas de las violaciones de los derechos de los presos que enumera, aunque, en su opinión, la más flagrante es su "derecho a la vida".

Y pone como ejemplo lo ocurrido en el penal de Abu Zabal, donde el domingo 36 detenidos fallecieron cuando eran transportados para ingresar en el centro penitenciario, en un suceso del que las autoridades y los islamistas ofrecen versiones contradictorias.

Queda por ver qué tipo de tribunales se hará cargo de los casos de los islamistas, ya que las autoridades han vuelto a imponer el estado de emergencia, vigente durante el régimen de Hosni Mubarak y levantado en mayo de 2012 por la junta militar que tomó el poder tras su caída.

En declaraciones a Efe, una fuente del Ministerio del Interior explicó que, a diferencia de la época de Mubarak (1981-2011), a los islamistas detenidos no se les va a aplicar la ley de emergencia por delitos de terrorismo, sino que están acusados de crímenes penales y serán procesados ante tribunales ordinarios.

La fuente negó que estén prohibidas las visitas de abogados ni de familiares a los arrestados -"no hay restricciones"-, e insistió en que no se investiga a ningún sospechoso sin su letrado.

Según esta fuente, pocos islamistas han sido detenidos en sus casas, ya que la mayoría fueron arrestados "in fraganti" durante actos de violencia contra comisarías o instituciones gubernamentales o por llevar armas en la calles.

Sea como fuere, los prisioneros detenidos en los últimos días se enfrentan a un futuro de incertidumbre por la situación de inestabilidad del país y las dudas sobre los derroteros de la transición en Egipto, que lucha por definir su camino.

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