Ismael y Janna repartieron 640 millones de euros en 2014 y nadie tuvo un detalle con ellos

Durante unos meses se convierten en los niños más buscados de España. Todos quieren que los niños de San Ildefonso canten su número. El año pasado, los afortunados fueron Janna Flores e Ismael Rastrelli. Estos dos niños cantaron el Gordo, cuatro quintos premios y un cuarto premio.Isamel ya era un veterano en esto de cantar el Gordo, en 2012 ya lo cantó con Andrea. "Podría decirse que traigo suerte", bromeaba el año pasado. Janna nos contaba hace un año que tenía el presentimiento de que iban a ser ellos quienes lo iban a cantar. "Sólo esperaba que no me saliera ningún gallo o que se me cayera la bola", comentó.Ambos esperaban que los agraciados del 2014 les hicieran algún regalo, sin embargo no ha sido así. Este año ya no están en la residencia de San Ildefonso, pero sus compañeros nos han contado que nadie les mandó nada.Hace años, los afortunados de la Lotería de Navidad solian acordarse de estos niños y les solían mandar algo de dinero o les regalaban una bici o videojuegos. Esta tradición se ha perdido en los últimos años.En 2011, Johan y María José fueron los niños que pusieron voz a el Gordo de la Lotería de Navidad. Ese año el número 58.268 llenó las localidades aragonesas de Grañen y Sodeto de varios millones de euros. Los habitantes de estas localidades quisieron ser esplendidos con estos niños por eso les invitaron, junto a sus familias, a pasar un fin de semana."Las amas de casa de Sodeto nos recibieron con mucha amabilidad. Cuando llegamos en un coche los vecinos comenzaron a cantar como lo hacemos nosotros. ¡Molaba mucho!, nos hicieron un recibimiento muy grande", recordaba Johan en 2012. Él y su compañera Maria José fueron a pasar el fin de semana junto a sus familiares. Allí asistieron a una cena organizada por la Asociación de Amas de casa a la que acudieron unas 200 personas.Johan recordaba ese momento con mucha ilusión. "Hice varios amigos esos días.Sergio, un niño de Sodeto un año mayor que yo, me contó que le tocaron 10.000 euros y que había decidido guardarlos para comprarse más adelante unos videojuegos", explica.