Israel sopesa las medidas en respuesta a la demanda de Abás en la ONU

  • Consciente de que el reconocimiento de Palestina como estado observador de la ONU es inevitable, Israel sopesa las medidas que adoptará el día después, y si éstas serán meramente económicas o también políticas y de carácter irreversible.

Daniela Brik

Jerusalén, 28 nov.- Consciente de que el reconocimiento de Palestina como estado observador de la ONU es inevitable, Israel sopesa las medidas que adoptará el día después, y si éstas serán meramente económicas o también políticas y de carácter irreversible.

En vísperas de que los palestinos sometan su solicitud para elevar su estatus en la ONU, Israel sabe que tiene la batalla perdida de antemano y que apenas puede arrancar apoyos simbólicos de algún que otro socio europeo.

Según estimaciones del Ministerio de Exteriores israelí, serán pocos los estados que se opongan a la medida, como Estados Unidos, Canadá, la República Checa y quizás Alemania, que duda entre la abstención y el voto negativo.

Y entre los comunitarios se espera que de doce a quince voten a favor de la demanda palestina, entre ellos España, Malta, Irlanda, Portugal, Luxemburgo, Suecia, Bélgica y Francia.

Mientras, el Reino Unido e Italia aún se desconoce de qué lado se decantarán, lo que ha llevado a los diplomáticos israelíes a tratar de convencerles de que, al menos, se abstengan.

Los analistas auguran que Abás podría obtener una mayoría de entre 130 a 150 naciones a favor de su petición en la ONU, que equipararía el estatus de Palestina al del Vaticano, opción que le habían recomendado seguir distintos países a la luz de que en 2011 fuera bloqueada otra iniciativa para lograr la adhesión plena como estado a la organización por la oposición de EEUU.

Ante este panorama, y pese a que hasta el último momento Israel no ha tirado la toalla y creído en los milagros, como en que no se produjera finalmente la votación o que Abás retirara su demanda, el Gobierno israelí analiza ya las represalias.

La posición sobre el Estado palestino que ha mostrado Israel, apoyada por Washington, es rechazar cualquier reconocimiento de Palestina como Estado al entender que debe ser avalado y establecido sólo en un proceso negociador entre las partes en conflicto.

"Nosotros continuamos el diálogo con los países que quieren escuchar nuestros argumentos para explicarles por qué este paso es contraproducente, por qué no va contribuir a la paz y la estabilidad en la región, ni al establecimiento de un estado palestino", declaró a Efe Lior Ben Dor, portavoz de la Cancillería israelí.

Advierte de que si los palestinos "adoptan esa medida unilateral que viola los Acuerdos de Oslo", Israel "se reserva el derecho de tomar algunos pasos unilaterales", que no detalló.

La magnitud de la respuesta israelí a la iniciativa palestina dependerá en gran medida de lo que haga Abás una vez obtenido el nuevo estatus, según expresó recientemente el jefe del Consejo de Seguridad Nacional israelí Yaakov Amidror.

Amidror calificó de "principalmente simbólica" la iniciativa palestina y aclaró antes de revelar ninguna de las medidas que se analizan: "Tendremos esperar a ver lo que hace, y luego actuar".

Fuentes diplomáticas citadas por la prensa local revelaron que la UE y EEUU han urgido a Israel a no "sobre-actuar" ante la demanda palestina y esperar a ver cuál es el siguiente paso antes de adoptar "acciones irreversibles".

Los medios israelíes apuntan a dos corrientes diferenciadas en el seno del gabinete israelí respecto a qué medidas habría que adoptar y cuándo habría que adoptarlas en respuesta a la demanda de Abás.

Una de ellas, encabezada por el ala más radical del Gobierno y expresada sin tapujos por el titular de Exteriores, Avigdor Lieberman, aboga por "hacer que la ANP se colapse".

La segunda tendencia, liderada por el primer ministro, Benjamín Netanyahu, se inclina por tomar acciones punitivas, principalmente de carácter económico, como la suspensión de los fondos que Israel recolecta para la ANP inmediatamente después de que prospere la demanda palestina.

Los defensores de este enfoque arguyen que el espacio de maniobra israelí es limitado tras la última ofensiva en Gaza y que si la ANP se hunde, la coordinación en materia de seguridad se interrumpiría lo que iría en perjuicio de Israel.

Y sólo en caso de que el presidente palestino presentara demandas contra funcionarios israelíes ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, Israel procedería a considerarlo un elemento hostil y trabajaría para hacer caer su gobierno con medidas de carácter político.

Otra de los castigos que se barajan, según distintos medios, es expandir la construcción de asentamientos judíos.

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