Jafar Panahi, el "incomodo" retratista social del Irán contemporáneo

  • Desconcertado, extremadamente delgado y con la mirada perdida, el director de cine Jafar Panahi recibía en junio de 2010 los parabienes de compatriotas y extranjeros por su reciente excarcelación en el jardín de la embajada de Italia en Teherán, que celebraba el día nacional.

Javier Martín

Estrasburgo, 12 dic.- Desconcertado, extremadamente delgado y con la mirada perdida, el director de cine Jafar Panahi recibía en junio de 2010 los parabienes de compatriotas y extranjeros por su reciente excarcelación en el jardín de la embajada de Italia en Teherán, que celebraba el día nacional.

Demacrado, las arrugas de su rostro y su cabello encanecido eran la prueba fehaciente del calvario que había sufrido desde que tres meses antes un grupo de elite de la guardia revolucionaria irrumpiera en su casa, confiscara sus guiones e imágenes y lo encerrara en la cárcel de Evin, en el norte de la capital.

Su delito, similar al que se le imputaba al resto de los miles de iraníes arrestados de manera ilegal durante las protestas populares contra la reelección en 2009 del presidente Mahmud Ahmadineyad, cuya victoria fue tildada de fraudulenta.

Propaganda en contra de la República Islámica y conspiración con fuerzas y agentes extranjeros para derrocar el régimen clerical, cargo este último que en ciertos casos ha sido castigado en Irán con la pena capital.

Su mujer, Tahereh Saidi, su hija, Solmaz Panahi y la mayoría de los 15 amigos que esa noche compartían velada con él fueron liberados a los pocos días, pero el afamado director fue confinado en soledad e interrogado sin compasión.

Ninguna noticia más se tuvo de su destino hasta que el 18 de mayo Abbas Baktiari, director del centro cultural Pouya, en París, hizo público un mensaje en el que el director de cintas como "El Globo" anunciaba que había iniciado una huelga de hambre para protestar por sus condiciones y el acoso a su familia.

Apenas una semana después, y tras haber recibido el apoyo público de la comunidad cinematográfica, tanto en Estados Unidos como en Europa, fue puesto en libertad a cambio de una fianza de cerca de 200.000 dólares.

"Panahi ha sobrevivido a la intimidación y a la persecución, es un símbolo. El galardón abre el premio a otras dimensiones" del activismo, explicaba a Efe un miembro del jurado del premio Sajarov, que pidió no ser identificado, en respuesta a algunas voces críticas sobre su elección.

Considerado uno de los representantes principales de la "Nueva Ola Iraní", las películas de Panahi -de alto contenido social- han cosechado con igual éxito el aplauso de la crítica internacional y la ira del régimen, que ya le interrogó por sus actividades en 2003, aunque entonces fue liberado enseguida.

Realizador de cortometrajes y asistente del reconocido director iraní Abbas Kiarostami en sus primeros años de carrera, se significó abiertamente en septiembre de 2009 durante el Festival Internacional de Cine de Montreal, en el que actuó de jurado.

Panahi consiguió que sus compañeros de mesa vistieran prendas y accesorios de color verde en defensa del "movimiento verde"de reforma, que era perseguido a sangre y fuego por el régimen desde las controvertidas presidenciales de junio de ese año.

La iniciativa le granjeó la animadversión definitiva de las autoridades, que le prohibieron salir al exterior y le impidieron asistir al Festival de Cine de Berlín, donde iba a participar en un seminario sobre el futuro del laureado cine iraní.

Diez meses después, volvió a ser encarcelado tras ser condenado a seis años de prisión y 20 años de inhabilitación para filmar o escribir guiones, además de un veto para viajar al exterior al ser acusado de atentar contra la seguridad nacional y conspirar con fuerzas extranjeras para derrocar la teocracia iraní.

Según el Poder Judicial, la sentencia se sustentaba en una serie de imágenes grabadas por Panahi durante las protestas y con las que al parecer el director trabajaba para montar una nueva cinta de una prolífica filmografía que comenzó a ser internacionalmente reconocida con El Globo.

Esta íntima y triste historia de una niña en el Teherán más popular le reportó en 1995 a su autor la Cámara de Oro en el Festival de Cannes, donde una película iraní fue galardonada por vez primera.

De la larga lista de premios posteriores, destacan el Leopardo de Oro 1997 del Festival de Cine de Locarno por el filme "Ayne", el León de Oro del Festival de Venecia 2000 por "El Círculo" y el Oso de Plata al Mejor Director 2006 del Festival de Berlín por "Offside".

Además, en 2001 recibió el Premio FIPRESCI a la Mejor Película del Año por "El Círculo" del Festival de San Sebastián y el Premio de la Crítica 2006 del Festival de Gijón por "Offside".

Estos reconocimientos no han servido, sin embargo, para quebrar la resistencia del régimen de Teherán, que prohíbe desde hace años la exhibición de sus obras.

Su cine aborda la realidad con una mirada humanista de la vida de su país a través de los ojos de los niños, los pobres, las mujeres y da voz a una sociedad joven y vibrante necesitada de oportunidades y esperanza.

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