José Antonio habría abandonado la política de haber sobrevivido

  • El fundador de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera, "muy probablemente habría abandonado la política" de no haber sido fusilado en la cárcel de Alicante al comienzo de la Guerra Civil, afirma el escritor y periodista José María Zavala.

Fernando Prieto Arellano

Madrid, 18 nov.- El fundador de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera, "muy probablemente habría abandonado la política" de no haber sido fusilado en la cárcel de Alicante al comienzo de la Guerra Civil, afirma el escritor y periodista José María Zavala.

Zavala, que acaba de publicar el libro "La pasión de José Antonio" (Plaza y Janés), una aproximación biográfica que subraya más el aspecto humano que la dimensión política del líder falangista, sostiene que si éste hubiera sobrevivido a la guerra, habría dejado la actividad política "y no habría cuestionado el liderazgo" de Francisco Franco.

Primo de Rivera, de cuyo fusilamiento se cumplen 75 años el domingo, día 20, "habría retornado a la abogacía, a su actividad profesional", señala Zavala, quien no obstante, y como han puesto de manifiesto tantos otros historiadores, reconoce que las relaciones entre el fundador de la Falange y Franco nunca fueron buenas.

En entrevista con Efe, Zavala manifiesta que pese a lo mucho que se ha escrito sobre José Antonio, éste sigue siendo "el gran desconocido" porque la gran mayoría de sus biógrafos ha tendido a "mitificarlo, a quitarle su lado humano", de manera que "la mayor parte de las biografías que se han escrito sobre él son hagiografías".

Como prueba de su interés por el lado más humano del personaje, Zavala abre su libro con una frase de su hermana Pilar, quien durante la dictadura de Franco (1936-1975) fue jefa nacional de la Sección Femenina de FET y de las JONS, el partido único del régimen de Franco, y junto con otros históricos de la Falange representó lo que se ha dado en llamar "el franquismo falangista".

"A fuerza de querer exaltar la figura de José Antonio, hemos llegado a hacer de él casi un mito. Y, a mi modo de ver, su mayor importancia radica en que era un hombre como todos los hombres, capaz de debilidades, heroísmos, caídas y arrepentimientos", sostenía Pilar Primo de Rivera, en frase que Zavala hace suya en el libro.

Con ese afán de mitificarlo "flaco favor se le ha hecho al personaje", destaca Zavala, quien afirma que su libro "trata de hacer una semblanza humana de un personaje desconocido", en la que sus amores, sus relaciones con los otros tienen la misma importancia que sus planteamientos ideológicos.

El autor indica que "todo el mundo identifica a José Antonio con un fascista, en el sentido más rancio de la extrema derecha" y de ello, sostiene, son en buena medida responsables "sus hagiógrafos", que han presentado a un personaje muy distante de su faceta humana.

"Hoy en día, José Antonio cobra una rabiosa actualidad. Es un político que, con independencia de que se esté de acuerdo o no con sus ideas, encarna unos valores que están por encima de los partidos. De haber vivido hoy, sería un político incómodo", afirma.

Zavala alude también a la sólida preparación intelectual de José Antonio, quien hablaba francés e inglés, tenía veleidades literarias como poeta y novelista, y gozaba de una fuerte y bien estructurada formación jurídica, hasta el punto de que él mismo asumió su defensa y la de su hermano Miguel en el juicio al que fueron sometidos en Alicante y del que salió condenado a muerte.

Sobre dicho juicio, Zavala no duda en calificarlo de "pantomima" y subraya que "estaba todo decidido de antemano", especialmente desde que la Confederación Nacional del Trabajo (CNT, el sindicato anarquista) entra en el gobierno de la República, el 4 de noviembre de 1936, ya en plena guerra.

Pese a que José Antonio estaba encarcelado en Alicante desde junio de 1936 tras haber sido trasladado desde Madrid, donde ingresó en prisión en marzo de ese mismo año, una vez que el gobierno del Frente Popular ilegaliza a Falange y encarcela a toda la Junta Política del partido, parece claro que no existía demasiado interés en acelerar un proceso judicial.

Sin embargo, la entrada de la CNT en el gobierno trastoca los planteamientos; el nuevo ministro de Justicia, el anarquista Juan García Oliver, "mete prisa" para que se acelere la apertura del juicio, porque -subraya Zavala- "se convierte en imperiosa la necesidad de condenar a muerte a José Antonio."

Asimismo, Zavala se refiere a la polémica en torno a si Franco pudo haber hecho más por salvar la vida de Primo de Rivera, un asunto que ha suscitado innumerables controversias en estos 75 años.

Zavala da una versión un tanto equidistante del asunto al señalar que "a Franco, políticamente, le vino bien la muerte de José Antonio", sin embargo -precisa- "intentó salvarle la vida".

No obstante, recalca, cuando Franco tuvo constancia del fracaso de los dos intentos de golpe de mano para rescatar a José Antonio de la prisión de Alicante y, consciente del fracaso de la sublevación militar contra la República en esa ciudad, decidió relegar el asunto a un segundo plano.

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