José Bono: Me gustaría que el Papa fuese Madariaga, arzobispo de Tegucigalpa

  • Lourdes A.Esmorís.

Lourdes A.Esmorís.

Madrid, 15 feb.- Mira a la Iglesia con "respeto crítico", recuerda su pasado de monaguillo con "carné de acólito instructor" y quiere "un papa humilde" que vele "por la gente más pobre del planeta". Así siente José Bono y así apuesta: "me gustaría que fuese Papa el arzobispo de Tegucigalpa, Rodríguez Madariaga".

Con más de cuarenta años con responsabilidades en política en el Congreso de los Diputados, en el gobierno del país y en el de Castilla-La Mancha, a José Bono le gustaría un Papa que "no se considerara un jefe de Estado", que "el Vaticano perdiera toda relación con el mundo del poder político" y "que no hubiese en las peleas de la curia tanto interés".

Y a ese perfil parece responder el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Madariaga, arzobispo de Tegucigalpa. "Un hombre bueno, inteligente, capaz, que no es un peligroso extremista", ha opinado Bono.

En una entrevista con "La hora de Luján", programa de EFEradio dirigido y presentado por Luján Argüelles, José Bono, quien se auto califica "anciano político" y que no se cansa de "agradecer a la vida" que le haya dado tantas "oportunidades", aunque eso hiciera que estuviera "más ausente de casa de lo que hubiera querido", confiesa que es una persona "muy familiar, muy casera" y que su hija Sofía, que vive con él, "tiene más padre que tuvieron sus hermanos".

Así que, a sus 62 años, se siente con autoridad para decir "a todos los que están enganchados a la política, como si fuera una droga, que se pueden desenganchar" y además se atreve con un consejo, que "lo prueben".

"Me encuentro muy a gusto de superar lo que algunos decían que era insuperable. Vivo divinamente, máxime viendo cómo está ahora la política", dice el socialista.

José Bono, que ha publicado sus memorias como político, "Les voy a contar", más de 17.000 folios de notas que tomaba "todos los días" en su época de actividad, rebusca en sus relaciones personales con los expresidentes de gobiernos socialistas y recuerda que con José Luis Rodríguez Zapatero su relación era "más familiar", "más entre iguales" mientras que con Felipe González "tenía muestras de afecto de amistad considerables".

"Tengo multitud de sus bonsáis, los estoy cuidando en mi casa y no se me ha secado ninguno", explica con simpatía, mientras puntualiza que la mayoría de ellos fueron donados al Jardín Botánico de Madrid.

Cuenta que Zapatero, que siempre fue "cariñoso y amable", cuando dejó la presidencia del Gobierno llamó a los hijos de Bono y les dijo: "si vuestro padre hubiese ganado, probablemente hubiérais vivido en Moncloa. ¿Conocéis el palacio?" ante la negativa por respuesta, el expresidente del gobierno contestó: "pues os invito a comer" y "desde entonces tengo cuatro hijos fans de Zapatero".

Bono, que se considera un hombre "clásico" que peina "raya", reconoce que no se siente cómodo si no está peinado "aunque esté solo" y que viste corbata aunque tenga que ir a lugar que no sea "estrictamente familiar".

Y confiesa que se implantó su propio cabello, "no era de otro", que se lo trasplantaron "desde la parte de atrás de las orejas, que dicen que es genéticamente perenne".

Viste zapatillas deportivas en contadas ocasiones, una de las últimas cuando concedió una entrevista a la periodista Sara Carbonero con la que, admite, se quedó "paralizado" porque tiene unos ojos "como no he visto otros" y duda sobre "si los de Elizabeth Taylor podrían compararse".

A la pregunta de si tiene pareja, José Bono es rotundo: "no tengo novia" y, sin perder la paciencia ni el sentido del humor, concluye: "Me han atribuido tantas que empezar a negarlo podría ser hasta embarazoso".EFE

lou/me

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