Juez investiga 200 llamadas entre un comisario de Mossos y un supuesto narco

  • El juez que instruye un supuesto caso de corrupción policial vinculada al tráfico de drogas indaga las más de 200 llamadas de móvil que un comisario de los Mossos d'Esquadra intercambió en un año con un supuesto narco, cuyo entorno el magistrado había ordenado investigar.

Barcelona, 23 nov.- El juez que instruye un supuesto caso de corrupción policial vinculada al tráfico de drogas indaga las más de 200 llamadas de móvil que un comisario de los Mossos d'Esquadra intercambió en un año con un supuesto narco, cuyo entorno el magistrado había ordenado investigar.

Esa nueva diligencia se enmarca en la causa que el juzgado de instrucción número 1 de Barcelona tiene abierta contra seis mossos d'esquadra, entre ellos un subinspector, acusados de encubrir a narcotraficantes y a otros agentes autonómicos que estaban siendo investigados por tráfico de drogas.

El juez Joaquín Aguirre ha encargado a los Mossos d'Esquadra un informe para detallar las llamadas telefónicas que envió y recibió el imputado Manuel G.C., supuesto cabecilla de la red de narcos investigada y confidente policial que contribuyó a destapar una trama de corrupción en la Policía Nacional relacionada con los prostíbulos Riviera y Saratoga de Castelldefels (Barcelona).

El informe, al que ha tenido acceso Efe, recoge unas 220 llamadas que intercambiaron a lo largo de un año un comisario de los Mossos d'Esquadra, subjefe de la comisaría general de investigación criminal, de la que depende la unidad integrada por los mossos imputados, y el supuesto narco y confidente policial Manuel G.C.

Dichas llamadas se produjeron, según el informe, meses después de que el juez ordenara a la Unidad de Adscrita de los Mossos d'Esquadra -creada "ad hoc" para destapar la trama del Riviera- que investigara a un presunto narcotraficante que supuestamente trabajaba a las órdenes del confidente, según deduce el magistrado de múltiples conversaciones intervenidas entre ambos.

Concretamente, entre agosto de 2009 y junio de 2010, el comisario llamó al supuesto narco en casi 80 ocasiones, aunque en una treintena de ellas no consiguió establecer comunicación.

Por su parte, el confidente policial llamó al comisario en 145 ocasiones, de las que en medio centenar no llegaron a hablar, entre agosto de 2009 y julio de 2010.

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