Juicio por corruptelas en tiempos de Lula llega a nueva fase de apelaciones

  • La Corte Suprema de Brasil decidirá a partir de mañana si ejecuta de inmediato las sentencias de trece de los 25 condenados por los escándalos de corrupción que, en 2005, pusieron en jaque al Gobierno del entonces presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Brasilia, 12 nov.- La Corte Suprema de Brasil decidirá a partir de mañana si ejecuta de inmediato las sentencias de trece de los 25 condenados por los escándalos de corrupción que, en 2005, pusieron en jaque al Gobierno del entonces presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

En agosto pasado, durante la primera fase de apelaciones de este sonado proceso que comenzó hace siete años y que aún no concluye, el Tribunal Supremo decidió que doce de los reos ya condenados tendrán derecho a un nuevo juicio, que será celebrado durante el primer semestre de 2014.

Los otros trece sentenciados han podido presentar unos últimos recursos, que la corte analizará a partir de mañana en una nueva fase de apelaciones, y que en caso de ser rechazados llevarían a la ejecución de las sentencias.

Entre quienes se encuentran en esa última situación figura el exdiputado Roberto Jefferson, condenado a siete años de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero.

Jefferson fue quien, en 2005, denunció las corruptelas en que estaba inmerso el Partido de los Trabajadores (PT), de Lula y su sucesora y actual presidenta, Dilma Rousseff, que llevaron a lo que la prensa local ha calificado de "juicio del siglo".

El caso se refiere a un red de corrupción tejida por el PT en 2002, cuando Lula ganó por primera vez las elecciones, y que según consideró probado la corte sirvió para financiar campañas y sobornar a dirigentes de cuatro partidos que le dieron al Gobierno la mayoría parlamentaria que las urnas le habían negado.

Los más prominentes implicados en las corruptelas han obtenido el derecho a otro juicio, pues en algunas de las múltiples imputaciones en su contra fueron considerados inocentes por al menos cuatro de los once miembros del Supremo.

Esa garantía legal favoreció a doce de los condenados, entre quienes están algunos emblemáticos personajes del proceso, como el exministro de la Presidencia José Dirceu, quien en la época era considerado la "mano derecha" de Lula, el expresidente del PT José Genoino y el antiguo tesorero de esa formación Delubio Soares.

Dirceu fue condenado a diez años y diez meses de prisión, pena que fue de seis años y once meses para Genoino y de ocho años y once meses para Soares.

En esos tres casos, las condenas fueron aplicadas por los delitos de corrupción activa y asociación ilícita, y el nuevo juicio sólo se centrará en la segunda acusación, por lo que los reos no pueden aspirar a más que una reducción de penas.

También a inicios del año próximo será juzgado nuevamente el publicista Marcos Valerio Fernandes, considerado como el "operador" de la red de corrupción que desviaba recursos públicos hacia dos de sus empresas de propaganda, que a su vez los entregaban luego al PT.

Fernandes recibió la pena más dura del proceso (40 años, cuatro meses y seis días de prisión) por los delitos de lavado de dinero, corrupción, evasión de dividas y asociación ilícita.

Igual que Dirceu, Genoino, Soares y otros ocho condenados, el año próximo sólo será juzgado nuevamente por ese último delito, con lo que también no aspira a más que intentar suavizar su condena.

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