Washington, 29 jul.- La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) informó hoy que presentó ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) el asesinato del campesino Marino López a manos de paramilitares en los años noventa.
El caso hace referencia a una operación militar de contrainsurgencia denominada "Génesis" y las incursiones paramilitares llevadas a cabo entre el 24 y 27 de febrero de 1997, en las comunidades afrodescendientes de la cuenca del río Cacarica, en el departamento del Chocó.
El organismo autónomo de la Organización de Estados Americanos (OEA), que vela por los derechos humanos, recordó que los bombardeos de esa operación y las torturas, amenazas de muerte y la ejecución extrajudicial de López por parte de los paramilitares causaron el desplazamiento forzado de cientos de personas.
Durante más de cuatro años, las víctimas vivieron en "precarias" condiciones de vida y fueron objeto de "hostigamiento" y amenazas, que causaron que el organismo dictara medidas cautelares para su protección.
Estos hechos "constituyen un crimen de lesa humanidad, ya que hacen parte de un patrón de violencia masiva, sistemática y generalizada y se ejecutaron en el contexto del conflicto armado", señaló la CIDH en un comunicado.
Ante la falta de compromiso de la justicia para resolver el caso, la CIDH decidió elevar el caso ante la Corte, explicó.
Pese a que las autoridades colombianas abrieron investigaciones y hay un proceso pendiente contra un general y cinco miembros paramilitares, la Comisión concluyó que "las investigaciones no se llevaron a cabo de manera rápida y eficaz, ni se examinó la multiplicidad de violaciones ocurridas durante la Operación Génesis".
Ante la "falta de diligencia" de los tribunales para impulsar el procedimiento penal para esclarecer los hechos, que "permanecen en la impunidad", y sancionar a sus responsables, la comisión considero que el Estado no cumplió con sus obligaciones y el caso fue enviado a la CorteIDH, el instrumento judicial de la OEA.
López fue tiroteado en Bijao, una aldea selvática de Riosucio, en el departamento del Chocó, durante un asalto del desaparecido Bloque Élmer Cárdenas (BEC) de la disuelta organización paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
La facción responsable de la autoría material del crimen de López fue una de las últimas en desmovilizarse en virtud del proceso de paz del Gobierno del presidente Álvaro Uribe con las AUC.
Esta organización de derecha se disolvió a mediados de 2006, después de desarmar a más de 31.000 paramilitares.
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